De Francia no se oye mucho últimamente. Parece que las grandes batalles globales las luchan China, EEUU y Alemania. Mientras todos los mencionados se queman en los medios de comunicación y las redes sociales, el nuevo estilo de Emmanuel Macron es actuar más en la sombra: no quiere llamar la atención. Su estrategia funciona. Francia […]
InternacionalDirigentes Digital
| 16 sep 2019
De Francia no se oye mucho últimamente. Parece que las grandes batalles globales las luchan China, EEUU y Alemania. Mientras todos los mencionados se queman en los medios de comunicación y las redes sociales, el nuevo estilo de Emmanuel Macron es actuar más en la sombra: no quiere llamar la atención. Su estrategia funciona.
Francia no solamente ha conseguido colocar a casi todos sus candidatos favoritos en las posiciones claves de la UE, sino también acaba de ganar contra Google en una batalla fiscal y legal muy importante. La empresa americana ha pagado 500 millones de euros para compensar los años en los que ha pagado según los inspectores fiscales franceses demasiado pocos impuestos en Francia. Además, la empresa americana ha anunciado que va a pagar en este concepto medio millón más al Estado francés. Ningún otro país en Europa ha podido hasta ahora sacar tanto dinero de Google.
Macron lo necesita para sus ambiciosos planes de quitar impuestos a la clase baja y media. Con la deuda pública actual, todavía en un 98% del PIB, no tiene mucho margen para regalar dinero al pueblo, pero es necesario para calmarlo, que siempre es rebelde a pesar de quién lo gobierne. Pero hechos como lo de Google calman a los chalecos amarillos. Así, Macron también ha decidido introducir el impuesto digital para todas las empresas grandes de Internet que tengan su sede fiscal en Irlanda, y que por ello pagan mucho menos impuestos en los países en los que sobre todo operan, entre ellos Francia y Alemania.
El presidente francés no quería esperar a la UE, que prevé introducirlo en 2020. Pero todos estos logros son peanuts comparados con el hecho de que según un estudio del instituto de investigación británico New Financial, la capital francesa podría ser el nuevo Londres a nivel de atracción para inversores financieros. Si esto es el caso Macron lo tiene mucho más fácil de hacer de Francia un “start up nation”, que por ejemplo Alemania, dónde el número de creaciones de empresas se está ralentizando. “Es alarmante lo que está pasando”, cree el jefe del “Gründer Challenge”, Oliver Korpilla. Su iniciativa alemana para fomentar la escena de start ups nota que, por razones varias, entre ellas también la financiación y la burocracia, muchos alemanes ya abandonan su sueño empresarial. “Pero en España es todavía más complicado crear una empresa”, dice.
La economía francesa resiste los peligros a nivel global
Mientras España solamente tiene un Gobierno en funciones y presupuestos prorrogados, Francia avanza a grandes pasos. Macron era el gran héroe de Pedro Sánchez, pero los dos operan en otras realidades. Francia sigue siendo una gran nación, mientras España siempre duda sorbe ello. Aunque Macron no lo ha tenido fácil en 2018, suma ya éxito tras éxito sin grandes gestos de soberbia en 2019. Así también resiste la economía francesa por el momento los factores de riesgos, diferente a la coyuntura alemana que ya está en fase de declinación. Francia ha podido crear 161.600 nuevos empleos en los primeros meses de 2019. Macron, el hombre de la banca de inversión se celebra ya en Alemania como el nuevo Napoleón que consigue imponer sus principios, pero de manera más modesta sin enfadar mucho a Angela Merkel.
Además, ya es muy pragmático y cree que el Brexit duro ya debe producirse. No pierde tiempo en miles de reuniones. Macron quiere un Europa más unido y menos nacionalista, pero claramente francés como escribe Jelte Wiersma en la revista alemana Tichys Einblick. Él cree que su país puede vivir sin Trump y Johnson. Francia tiene más autoestima que Alemania en este sentido, “lo que tiene que ver también con la historia”, cree el intelectual Daniel Cohn-Bendit.. Quizás es el único país que realmente tiene todavía su propia personalidad, a pesar de la masiva inmigración que ha vivido. Parece que no depende de nadie, ni de Alemania, aunque Macron se lleva bien con Merkel, el persigue sus propios objetivos escribe la revista “Der Spiegel”. Así también Macron ha conseguido que la supervisión bancaria, la Autoridad Bancaria Europea (ABE), se ha mudado en Marzo de Londres a un París que nunca se ha sometido al dictado inglés. Es un paso muy importante porque la ABE organiza por ejemplo la prueba de estrés del sistema bancario. Quizás no hay sitio mejor para la supervisión bancaria europea, porque el sector financiero francés es uno de los más estables de la UE según un último informe del Landesbank Baden-Württemberg, mucho más que el alemán.
Francia se ha posicionado como líder financiero en la UE
Ya a finales de octubre del año pasado, el Financial Times vio a París como el ganador del Brexit. Grandes bancos internacionales de inversión como el estadounidense Morgan Stanley, JP Morgan y Goldman Sachs habían anunciado que mudarían empleos a la capital francesa. Según Valérie Pecresse, Presidenta de la región de París Ile de France, consideran otros 50 empresas más de mudarse a la capital francesa. Alemania, que últimamente solamente está ocupado con su mismo, cuyos grandes grupos industriales están entrando en grandes problemas de eficiencia y demanda y cuyo Gobierno de la Gran Coalición ya está a punto de romperse en cualquier momento, no ha avanzado tanto en posicionarse después del Brexit.
Los medios de comunicación y también los políticos alemanes prefieren lamentarse sobre los aliados occidentales que ya no lo son en lugar de ir su propio camino y buscar su propia suerte. Macron aprovecha de la debilidad de Merkel y posiciona también Christina Lagarde en la BCE en lugar de Joachim Weidmann. Francia nunca ha dejado ser un poder mundial y los franceses son muy buenos europeos, pero como escribe la revista alemana TichysEinblick: “Nunca dejan de ser franceses”.