Los viajes al espacio se han convertido en un evento más o menos común. La Estación Espacial Internacional es uno de los destinos más frecuentes, una vez que se ha cumplido medio siglo desde el primer vuelo a la Luna que logró el proyecto Apolo 11. No obstante, esos dos destinos comportan diferencias notables. El […]
NacionalDirigentes Digital
| 16 sep 2019
Los viajes al espacio se han convertido en un evento más o menos común. La Estación Espacial Internacional es uno de los destinos más frecuentes, una vez que se ha cumplido medio siglo desde el primer vuelo a la Luna que logró el proyecto Apolo 11.
No obstante, esos dos destinos comportan diferencias notables. El primero se encuentra dentro de lo que se conoce como Órbita Terrestre Baja, un espacio de entre 200 y 2.000 km desde la superficie de la Tierra, donde se sitúan la mayoría de los satélites. Más allá de esa Órbita Terrestre Baja los viajes espaciales comportan una mayor dificultad y tienen otras necesidades.
“El oxígeno es la sustancia que (en términos de masa) más se necesita en el espacio si uno viaja más allá de la órbita terrestre baja”, explica Thorsten Denk de la Unidad de Almacenamiento Térmico y Combustibles Solares de la Plataforma Solar de Almería.
Es por ello que una de las investigaciones que llevan a cabo en esta organización es la que trata de generar oxígeno a partir de arena lunar. Según lo define Denk, “es un proyecto de ámbito astronáutico que pretende desarrollar tecnología potencialmente útil para viajes más allá de la órbita terrestre baja”.
En concreto, la investigación utiliza hidrógeno a 900ºC que reacciona con el óxido de hierro que hay en el material lunar. Ese proceso produce agua, de la que se obtienen hidrógeno, que se vuelve a utilizar para el paso anterior, y oxígeno. A raíz de ese proyecto se ha creado un estudio apoyado por la Agencia Espacial Europea (ESA) para diseñar una carga útil que pueda viajar a la Luna y realizar este proceso en 2025, siempre y cuando reciba el visto bueno definitivo el próximo mes de noviembre.
Según lo explica Denk, el oxígeno “es el componente pesado del carburante de cohetes”. El hecho de que pueda producirse en la Luna significa que no se necesita llevar oxígeno para el combustible de la vuelta, además de que los propios astronautas pueden utilizarlo para respirar.
“Cada nave que lleva repuestos o nuevo equipamiento a la Luna puede transportar sustancialmente más material, porque ya no hace falta traer el oxígeno”, ilustra el investigador. En último término, Denk asegura que “más que ‘hacer posible’ sería ‘hacer menos difícil’” la vida humana en la Luna.