Ni los escenarios más pesimistas proyectados por el sector turístico español en marzo de 2020 -cuando tuvieron que echar el cierre de manera improvisada- contemplaban que un año más tarde seguirían en la casilla de salida. A falta de unas semanas para el arranque oficial de la temporada alta, la incertidumbre continúa siendo la tónica […]
NacionalDirigentes Digital
| 14 abr 2021
Ni los escenarios más pesimistas proyectados por el sector turístico español en marzo de 2020 -cuando tuvieron que echar el cierre de manera improvisada- contemplaban que un año más tarde seguirían en la casilla de salida. A falta de unas semanas para el arranque oficial de la temporada alta, la incertidumbre continúa siendo la tónica que marca sus decisiones.
Expectantes a que la campaña de vacunación coja ritmo en este segundo trimestre, la cautela se ha instalado entre las empresas del sector, que aguantan la asfixia financiera como pueden para llegar de la mejor manera posible a junio. A la espera de que el plan de ayudas directas a fondo perdido se materialice, uno de factores -por no decir casi el único- que les mantiene en pie es la posible reanudación del turismo extranjero con la llegada del periodo estival.
“Si llegamos al verano con un porcentaje del 70% de la población vacunada, y teniendo en cuenta que empezaremos a recibir turistas extranjeros con la tranquilidad de que también vienen vacunados, podríamos tener una temporada alta aceptable”, comenta a DIRIGENTES el presidente de la Mesa del Turismo, Juan Molas. A su juicio, recibir entre 30 o 35 millones de turistas, significaría “salvar los trastos”, a pesar de que esta cifra sería muy inferior a la recibida en 2019. La ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, se muestra mucho más optimista y confía en alcanzar los 40 millones de visitantes internacionales.
El sector se ha quedado muy tocado en 2020, con la llegada de apenas 19 millones de turistas extranjeros, que representan una caída del 77,3%. De esta cantidad, más de la mitad (10,5 millones) tuvieron lugar antes de la declaración del estado de alarma, lo que evidencia el impacto de la situación epidemiológica y de las restricciones impuestas, con un retroceso a niveles de hace cinco décadas. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), esta cifra llegó a ser incluso más acusada en el arranque de 2021, con una caída del 89,5%, hasta los 434.362 turistas en el mes de enero. No solo vinieron menos, sino que también su gasto fue más contenido, con un importe medio por persona de 1.040 euros (-9,8%). “Esto no se arregla en 120 días de verano”, incide Molas.
El hundimiento representa un punto de inflexión en la industria de los viajes, que siguen con lupa los movimientos del resto de países europeos en materia de turismo y, en especial, los del Gobierno británico. Antes de la pandemia, Reino Unido era el principal emisor de turistas hacia España, por lo que la evolución del coronavirus les repercute directamente. Por el momento, todos los agentes del sector tienen marcado el 17 de mayo como una fecha señalada en el calendario, al tratarse del día en el que este país permitirá las salidas al exterior por motivos de ocio, siempre y cuando el nivel de contagios descienda según lo previsto. A mediados de marzo Alemania sacó a Islas Baleares de la lista de zonas de riesgo por coronavirus. Un hecho que desató la euforia entre la población, llegando a agotar en apenas unas horas las plazas de vuelos disponibles a Mallorca.
Recibir entre 30 o 35 millones de turistas significaría “salvar los trastos”, según Mesa del Turismo
“Si conseguimos sacrificar la Semana Santa, es posible que este verano se contemple un despunte de los viajes en el mercado nacional -similar al que vimos en 2020-, aunque se hace difícil pensar en una reanudación de los flujos europeos, menos inclinados a las reservas de última hora”, precisa a DIRIGENTES el presidente de la Comisión de Turismo de Eurofintech y analista de tendencias y nuevos conceptos en turismo, Fernando Gallardo, quien subraya que “el renacer del turismo no va a ser tan rápido como algunos creen”. El experto considera que no será hasta la primavera de 2022 cuando los flujos turísticos comiencen a “aflorar”, tendencia que se verá reforzada en 2023, para recuperar los niveles pre-COVID en 2024. “A partir de 2025 veremos un turismo mucho más sólido, rentable, sostenible y en una senda de crecimiento mayor que en la etapa anterior”, explica a este medio.
En esta línea, la Mesa del Turismo indica que el inicio de la reactivación de este ejercicio quedará sujeta a variables como el ritmo de vacunación y su eficacia contra las nuevas cepas o la agilidad y las garantías que ofrezca el pasaporte sanitario. En caso de que todo vaya según lo previsto en la hoja de ruta, no esperan niveles de actividad normales hasta 2023.