14 de septiembre: fecha clave marcada en el calendario europeo en la que se producirá la entrada en vigor de la Autenticación Reforzada de Cliente (SCA, por sus siglas en inglés). Esta normativa forma parte de la Segunda Directiva de Servicios de Pago (PSD2) y tendrá un gran impacto en la forma en la que […]
NacionalDirigentes Digital
| 15 jul 2019
14 de septiembre: fecha clave marcada en el calendario europeo en la que se producirá la entrada en vigor de la Autenticación Reforzada de Cliente (SCA, por sus siglas en inglés). Esta normativa forma parte de la Segunda Directiva de Servicios de Pago (PSD2) y tendrá un gran impacto en la forma en la que actualmente las personas compran y venden online. Pero, ¿cuál es la principal novedad que se introduce? ¿Cómo afectará económicamente a las empresas?
El fraude online es uno de los mayores problemas que merman la confianza y comodidad de los clientes a la hora de comprar por Internet. Para garantizar la seguridad de las operaciones y así reducir el riesgo y el fraude mediante el uso de las nuevas tecnologías, en septiembre se pondrá en marcha la Autenticación Reforzada de Cliente.
Ahora, muchos de los pagos en línea que efectúen los clientes europeos tendrán que confirmar doblemente su identidad introduciendo al menos dos elementos sobre una cosa que el cliente sabe (por ejemplo, una contraseña o PIN), otra que tiene (por ejemplo, un número de teléfono) o algo que solo tiene un usuario por ser él (ejemplos de esto pueden ser, el reconocimiento facial o la huella digital). Sin embargo, los reguladores europeos han establecido una serie de excepciones en pagos de bajo riesgo, tales como aquellos inferiores a 30 euros o pagos recurrentes (como puede ser una suscripción a un medio o el transporte).
En este sentido, las empresas deben actualizar sus sistemas de pago a la nueva regulación para evitar que se rechacen de forma inmediata las transacciones. “El coste de no adaptarse a la Autenticación Reforzada de Cliente que tendrán que pagar las empresas es muy alto”, asegura Borja Santos, Director General de Stripe en Iberia a DIRIGENTES. Además, señala que en el informe que realizó 451 Research para esta compañía, “la economía europea se arriesga a perder 57.000 millones de euros en los primeros 12 meses tras su entrada en vigor”, lo que supone alrededor del 10% de las compras online previstas en la UE este 2019. Santos señala que la SCA es un “asunto extremadamente complicado, parece algo abstracto y muy lejano y lo cierto es que es algo muy difícil de resolver para las empresas por sí mismas”, añade.
Santos insiste en que “una planificación cuidadosa es esencial para cumplir con los requisitos y minimizar el impacto en la conversión”. Sin embargo, en el estudio se presenta que las tres principales preocupaciones de las empresas son la complejidad de la integración, el costo de la implementación y el impacto en la experiencia del cliente. De hecho, según Mastercad, solo el 14% del comercio electrónico minorista europeo ha implantado ya la SCA, mientras que el 51% no lo hará antes de septiembre o directamente no lo hará.
El impacto de la nueva normativa será diferente en función del tamaño de la empresa e indica que “será desproporcionado en las pymes”, ya que según datos de su estudio reflejan que “tres de cada cinco empresas con menos de 100 empleados no están familiarizados con la SCA, no planean cumplir con la norma antes de septiembre o no están seguras de cuándo estarán listas”.
Un ejemplo de la magnitud de las consecuencias que puede provocar una regulación de tal envergadura se encuentra en India, donde diversas empresas reportaron una caída de más de un 25% en la conversión en sus negocios online al siguiente día por la introducción de un paso más en el proceso de pago. Un hecho como este afecta directamente a la experiencia de usuario, un aspecto sobre el que las empresas ponen mucho foco y esfuerzo, facilitando y agilizando sus transacciones. De hecho, “una mala experiencia de pago podría reducir los ingresos de las empresas entre un 10% y un 15%”, añade el Director General de Stripe en Iberia, al tiempo que indica que “solo el 47% de los consumidores europeos considera que el proceso de pago online es “muy fácil” y muchos compradores suelen abandonar las compras cuando se encuentran con una experiencia de pago deficiente”.
En un escenario como este de “baja tolerancia del consumidor es muy probable que la SCA empeore las cosas”, asevera. En este sentido, el desconocimiento de los nuevos requisitos de autenticación también incrementa las probabilidades de que los compradores abandonen los carritos de compra. Y teniendo en cuenta el objetivo principal, el de reducir el fraude, su coste “podría verse reducido por el coste de la conversión si los comercios online no implementan la Autenticación Reforzada de Cliente correctamente” y destaca la relevancia y urgencia de priorizar este asunto.