El futuro se presenta incierto y hay muchos interrogantes en el aire aún por resolver en esta nueva normalidad. ¿Habrá tratamientos para los pacientes que se infecten? ¿Habrá vacunas para evitar que las personas se contagien? Hasta que estas y otras cuestiones no tengan una respuesta clara, el miedo y la inseguridad continuarán presentes. Esta […]
NacionalDirigentes Digital
| 22 jun 2020
El futuro se presenta incierto y hay muchos interrogantes en el aire aún por resolver en esta nueva normalidad. ¿Habrá tratamientos para los pacientes que se infecten? ¿Habrá vacunas para evitar que las personas se contagien? Hasta que estas y otras cuestiones no tengan una respuesta clara, el miedo y la inseguridad continuarán presentes. Esta es la reflexión que realiza en su intervención el presidente de Farmaindustria, Martín Sillés, en la cumbre Empresas españolas liderando el futuro, organizada por CEOE.
En cambio, lo que sí se reafirma como una certeza es el papel de la sanidad durante esta pandemia, como sector esencial. Sillés, desde la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica, recalca la labor del sector que ha posibilitado el abastecimiento de medicamentos a los 25 millones de personas que toman alguna medicina a diario. Además, destaca que están desarrollando tratamientos para tratar a los pacientes infectados, al tiempo que vacunas seguras y eficaces, que traerá consigo el reto de producir a gran escala más de 10 mil millones de dosis. En España hay más de 90 ensayos clínicos para ver la efectividad de los distintos tratamientos, lo que le sitúa “como el país de Europa con más ensayos clínicos realizados”. Con la vacuna se esfumará el miedo y la confianza volverá.
Sin ciencia, sin innovación no hay futuro y sin salud no hay economía, presidente de Farmaindustria, Martín Sillés
“El dinero dedicado al sistema sanitario y a medicamentos no es un gasto sino una inversión”, destaca Sillés y, en esta misma línea, el CEO de Rovi, Juan López Belmonte, considera que España es una potencia en investigación clínica, pero insiste en la necesidad de aumentar la apuesta en I+D porque “solo invertimos un 1,24% del PIB, cuando nuestros principales referentes están por encima del 2% y la media europea está en el 2,2%”. De hecho, Belmonte considera que es necesario un plan de país a medio y largo plazo. “Necesitamos seguridad jurídica y que no se tomen decisiones unilaterales sin el consenso de la industria y una estrategia a largo plazo para el sector farmacéutico donde no se vea el medicamento como un gasto sino como una inversión, que haya una protección de los derechos de propiedad intelectual y se reconozca la innovación y al medicamento como un valor transversal, de generación de riqueza”.
“No hay mejor euro invertido que el destinado a sanidad, porque supone inversión en conocimiento, en talento y en lo que realmente necesita el país para reactivar la economía”, CEO de Rovi, Juan López Belmonte.
En la ponencia se ha destacado la posición “privilegiada” con la que cuenta el país a nivel de número de centros de producción, dado que tiene un tejido industrial de más de 82 fábricas y la mitad es de capital nacional. Los dirigentes insisten en este sentido en la necesidad de atraer inversión extranjera y española e impulsar la producción nacional y la localización de plantas para no depender tanto del exterior. “Tanto España como Europa no pueden asumir el riesgo de una deslocalización absoluta de sus medicamentos fuera de la región, especialmente en la asiática”, incide Belmonte. De hecho, una industria industria más localizada “aporta seguridad, pero también es sinónimo de empleo y aportación al PIB”, añade a esta idea el presidente de Cofares, Eduardo Pastor.
Además de esto, la innovación y la digitalización son claves para tener un sector sanitario eficiente y más preparado para el futuro. La presidenta de Fenin, María Luz López, comenta que aunque el país tenga un sistema de salud bueno, necesita más recursos para atraer inversión, “crear un tejido industrial donde se puedan implantar las empresas dentro de un marco atractivo y seguro” para desarrollar una industria tecnológica sanitaria fuerte. En las intervenciones, cada uno de ellos ha considerado que, en el ámbito de lo público, dedicar un 6% del PIB nacional es insuficiente. En esta línea, López reitera que “no debe de retrasarse más el aumento de inversión en un punto con respecto al PIB”. Y, de esta forma, llegar junto a la sanidad privada, al 10%.
En lo que respecta a la sanidad privada, el presidente de Aspe, Carlos Rus, ha destacado la solidaridad de esta área. Pero también se muestra crítico, ya que “las medidas que ha tomado el Gobierno son absolutamente insuficientes”. Comenta que tres meses después de presentar su plan económico al Ejecutivo siguen sin respuesta. “Somos el aliado eficiente y flexible del sistema nacional de salud, nos hemos comportado como la reserva estratégica de este sistema, hemos respondido con absoluta inmediatez y responsabilidad y somos fundamentales en la futura viabilidad de nuestro sistema de salud”, concluye Rus.
Además de otorgar peso y reconocimiento a la sanidad privada, también se subrayó la posición de las farmacias como actores estratégicos en la pandemia. El Presidente de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), Luis María de Palacio, para el replanteamiento de la sanidad en España propone desde la institución, una “revisión del estatus de la farmacia para modernizarla”, ya que considera que “podríamos ser un sensor de salud pública de la propia sanidad española”. Para ello, es necesario dar preferencia a la dispensación de los medicamentos en estos establecimientos en lugar de en los hospitales para disminuir el riesgo de contagio en los hospitales o, en este mismo objetivo, realizar analíticas sencillas o incluso test de coronavirus en las farmacias.
Finalmente, una idea que todos los dirigentes han destacado a lo largo de la ponencia es la necesidad de contar con planes de contingencia que permitan estar preparados de cara a rebrotes y nuevas pandemias, así como tener la suficiente reserva de material para no tener que volver a luchar por conseguirlo en el exterior.