Tras meses de controversia, la Justicia de Brasil autorizó finalmente la venta directa de ocho refinerías de la petrolera estatal Petrobras sin que la operación precise ser aprobada por el Congreso. Una de las plantas (Rlam) ya está en negociación con el fondo Mubadala, de Abu Dhabi. La operación, estimada en 4.500 millones de dólares, […]
NacionalDirigentes Digital
| 13 oct 2020
Tras meses de controversia, la Justicia de Brasil autorizó finalmente la venta directa de ocho refinerías de la petrolera estatal Petrobras sin que la operación precise ser aprobada por el Congreso. Una de las plantas (Rlam) ya está en negociación con el fondo Mubadala, de Abu Dhabi.
La operación, estimada en 4.500 millones de dólares, es parte de un programa de desinversiones estatales lanzado por el Gobierno de Jair Bolsonaro, cuyo ministro de Hacienda, el liberal Paulo Guedes, dijo que se propone “vender todo”, en referencia a empresas estatales.
La iniciativa llegó a instancias judiciales después de haber sido rechazada por sindicatos y políticos que realizaron una campaña “para mostrar los daños económicos y sociales que causaría la venta de activos de la compañía, sobre todo las refinerías”.
Mientras cursaba esa acción, Petrobras conversaba con interesados en las unidades Rlam (que procesa 330.000 barriles diarios) y Repar (gas). Para la primera, los candidatos más fuertes eran Essar (India) y Mubadala. Este último terminó por hacer la mejor oferta.
Ahora, tras el voto favorable de la Corte Suprema, los inversionistas de Abu Dhabi pasaron a ser los negociadores exclusivos de Rlam y se espera que la venta concluya antes de fin de año. La refinería Repar, en tanto, es disputada por los grupos Repsol-Sinopec (España-China), Ultrapar (Brasil) y Raízen (Shell).
El “paquete” en el que están Rlam y Repar incluye también procesadoras de esquisto, lubrificantes y derivados, además de 26 pozos terrestres y marítimos de poca profundidad. El Instituto Brasileiro de Petróleo (IBP) celebró la liberación judicial de esas ventas.
“Es una oportunidad para crear un mercado abierto, plural y competitivo”, señaló esa entidad, que reúne a los principales actores del sector y que espera la llegada de “nuevos agentes e inversiones para expandir el parque actual”, séptimo mercado global de derivados.
“La apertura del mercado de refino ocurrirá en un ambiente de seguridad jurídica y regulatoria”, destacó IBP, que saludó también “el fin del monopolio” de Petrobras determinado por la CADE, comisión de defensa de la competencia.
En esa línea, las ventas servirán -dijo el Gobierno- para recaudar fondos con los que se reducirá la deuda de Petrobras. La estatal, considerada “el tesoro de la Nación” por los brasileños, se desvalorizó un 50% a raíz de fraudes investigados por la operación Lava Jato.
En abril, inicio de la pandemia, la compañía dijo que esperaba terminar 2020 con una deuda neta de 87.000 millones de dólares (igual valor que a finales de 2019) y de 60.000 millones en 2024. En el segundo trimestre de 2020, en tanto, la misma era de 91.200 millones, un aumento del +2,2% por efecto de la crisis sanitara.
Ya a escala global, la expectativa es que el consumo de petróleo vuelva a los niveles previos a la crisis “recién en 2023, siempre que el COVID-19 se controle en 2021”, dijo la Agencia Internacional de Energía (IEA), que estima una caída de -8% de consumo este año.
“El mercado del petróleo sufrirá un golpe duradero por el coronavirus y la demanda tardará años en recuperarse”, prevé esa agencia internacional. El instituto brasileño, por su lado, concluyó que la desinversión de Petrobras creará “un mercado de múltiples agentes, comprometidos en invertir y generar empleo y renta”.