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‘La movilidad eléctrica es una realidad’

La calidad del aire es un problema que preocupa a gobiernos, empresas y ciudadanos. Transformar la movilidad aparece como el primer paso para mejorar el aire de las ciudades. Una de las empresas que más apuestan por ese cambio es Endesa. Conocemos su punto de vista con Elena Bernárdez, directora de movilidad eléctrica ¿En qué […]

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Dirigentes Digital

25 feb 2019

La calidad del aire es un problema que preocupa a gobiernos, empresas y ciudadanos. Transformar la movilidad aparece como el primer paso para mejorar el aire de las ciudades. Una de las empresas que más apuestan por ese cambio es Endesa. Conocemos su punto de vista con Elena Bernárdez, directora de movilidad eléctrica

¿En qué punto de desarrollo se encuentra nuestro país en movilidad eléctrica?

El desarrollo es bastante más lento que en el resto de Europa. Como en otras tecnologías, vamos a la cola en el sentido de penetración en ventas. Para tomar un ejemplo no hace falta irse a Noruega, están Francia o Reino Unido, salvo quizás Italia que está algo por detrás. Pero estamos por debajo de la media de países europeos. A nivel mundial, lo que hace China está por encima de cualquier otro país y si nos comparamos con Latinoamérica estamos mejor porque hay otras complicaciones. Pero nos queda mucho recorrido.

¿Qué cosas concretas quedan por hacer?

Para empezar hace falta un plan de verdad de impulso a la movilidad eléctrica. Esto va en dos líneas. Ocurre que el vehículo eléctrico aún es más caro que el de combustión interna y se espera que haya ayudas. Hasta ahora, las que ha habido han tenido un periodo de tiempo muy corto y una cantidad muy escasa. Cuando salían se agotaban en 24 horas. La gente estaba esperando a que salieran las ayudas pero no llegaba a cogerlas. Eso crea cierta frustración a quien quiere comprar un vehículo eléctrico.

Si a las personas se lo pusiéramos más fácil, con un periodo más amplio de ayudas, con más antelación y dirigiéndolo específicamente a vehículos 100% eléctricos, se daría más estabilidad en el marco de compra y más capacidad para tomar la decisión para quien quiera.

La otra parte tiene que ver con los modelos. La industria del automóvil se ha puesto las pilas, cada vez hay más coches y con más autonomía y prestaciones. Por ese lado la industria está haciendo su labor. Quizás lo que falta es la concienciación por parte de los usuarios y entender si realmente necesitamos 500 kilómetros al día de autonomía, cuando la media que recorremos es de 39 kilómetros al día. No necesitamos esa autonomía y lo ponemos como excusa para cambiar a la movilidad eléctrica.

Necesitamos solventar también dónde poder cargar los vehículos. Quien ha adquirido un vehículo eléctrico hasta ahora es porque tenía la carga solventada en su domicilio. Creemos que es más cómodo que el usuario tenga la capacidad de cargar en casa. Pero todavía hay un 30% de la población que no tiene un lugar en su hogar para poder cargarlo o que necesita un parking, o que necesita hacer desplazamientos mayores y no le vale con la carga que pueda hacer en casa. Lo que hace falta es un plan de infraestructuras potente y por eso Endesa dio el paso a finales del año pasado y presentó su plan para que esa barrera se solucionara. No podemos hacer que haya más modelos o que tengan más autonomía pero sí podemos intentar que haya más infraestructuras para dar ese servicio.

Desde ese punto de vista, teniendo en cuenta las infraestructuras y las subvenciones, ¿echáis en falta un mayor impulso público?

Creo que hay voluntad política y falta coordinación. Hay una cuestión acerca de quién gestiona el qué. Son muchas administraciones las que tienen que hacer mucho porque la movilidad eléctrica es una realidad. A nivel ministerial, las competencias recaen sobre diversos ministerios por eso lo que hace falta es coordinación. También están implicadas las comunidades autónomas y los ayuntamientos. No nos engañemos, una causa importante de que aumente la demanda de los vehículos eléctricos son las restricciones en las ciudades y en la circulación, y esto lo están haciendo los ayuntamientos.

En cuanto a la infraestructura, hay cosas en las que estamos trabajando como Endesa para que se reduzca el coste de término fijo de potencia, que es muy elevado y es una traba para desplegar la infraestructura. No solo hay una infraestructura, sino los costes asociados al despliegue. Cuando una tecnología nueva entra y tiene que romper un mercado que ya está asentado, lo tiene muy difícil. Más aún si es más caro. Todas las ayudas económicas que permitan desplegar la infraestructura son bienvenidas, pero más allá de eso, lo importante es que haya un plan.

Hablaba de que los vehículos eléctricos se imponen poco a poco. ¿En qué plazo podríamos ver que los vehículos eléctricos son lo más habitual en nuestras carreteras?

Según el Informe de la Agencia Internacional de la Energía en el año 2040 el 55% de los coches serán eléctricos. No sé si tienen la bola de cristal. Yo creo que no vamos a llegar al año 2040. Ahora la tecnología es mejor, las baterías cuestan menos. Para mediados de la década de 2020 se espera que haya paridad de costes entre vehículos de combustión interna y eléctricos. Cuando el precio del vehículo es el mismo, ya no quedan muchos factores para no cambiar, porque la autonomía no va a ser un problema.

Cada vez va a haber más restricciones de entrada en las ciudades. Es una obviedad, pero no porque los políticos sean malos, sino porque la calidad del aire en nuestras ciudades es muy mala. No hablamos de CO2, sino de partículas. La OMS estimó que en 2016 más del 94% de la población española estuvo expuesta a índices por encima de lo deseado de NOX, de concentración de partículas.

Y si nos vamos a calentamiento global, si queremos cumplir con lo que hemos prometido como país tenemos que ir al transporte. La disminución de la contaminación depende principalmente del sector eléctrico y el del transporte, pero más del transporte. No es un problema de calidad del aire sino de que hagamos habitable este país.

Hay un problema que también se comenta, que es la calefacción. Si tienes que tomar medidas, es más fácil hacerlo sobre cómo nos movemos que sobre cómo nos calentamos. También habrá que hacer planes de cambio en ese aspecto, pero es más complejo cambiar los hábitos en cada una de las viviendas.

¿Qué puede aportar el sector privado a esta transformación, y en particular Endesa?

Todo. Los cambios de verdad no se hacen solo porque una empresa quiera. Por mucho que Endesa tenga voluntad, y la tiene, no podemos hacer esto solos. Hay un sector de automoción que apuesta por esto cada vez más y será raro el fabricante que no lance un modelo eléctrico en los próximos años si no lo tiene ya. Si hay mayor oferta será más fácil que los usuarios cambiemos. También tenemos que trabajar conjuntamente, no los fabricantes por un lado y las eléctricas por otro. Tendremos que hacer que sea fácil para el cliente entre todos. Trabajamos para coordinarnos con los diferentes sectores, y sobre todo con la administración pública. Hay una responsabilidad de país, de la administración y de las empresas conjuntamente.

¿Qué obstáculos ha encontrado Endesa para implementar estas mejoras?

El plan que tenemos es de infraestructura de acceso privado y de acceso público. Endesa tiene una apuesta afirme de que si el mercado va como esperamos instalaremos 100.000 puntos de recarga, que no es una apuesta menor. Pero esto dependerá de que el mercado evolucione y que los clientes quieran apostar por ello. Y luego existe el plan de acceso público, que consiste en poner 8.500 puntos de recarga en 5 años. El cómo lo visualizamos es que al principio haya una malla para que todo el mundo pueda recorrer España con vehículo eléctrico y que haya puntos de recarga en menos de cien kilómetros. Asegurando un acceso a la recarga más cercano al ciudadano.

Las dificultades son muchas. La regulación cambia por comunidades. Los permisos que hacen falta por las obras nos demoran semanas, si no meses. La licencia de actividad ni siquiera se sabe en qué sector cuadra. Falta mucha estandarización en cómo acometer esta tipología de instalaciones. Nos ha pasado que en las primeras que hicimos nos venían a homologar la instalación y quienes venían aprendían de nosotros. Hace falta más homogeneización en los estándares de instalación y más formación. Hay cosas que se pueden hacer, por ejemplo estamos trabajando con propuestas para que todo el mundo que quiera lanzar infraestructuras de recarga lo tenga más sencillo.

¿Qué opinión tiene acerca de medidas como Madrid Central o los protocolos de contaminación que se vienen imponiendo en otras ciudades?

Más allá de si me parece apropiado o no, como ciudadano me parecen bien. Conozco lo que estamos respirando y todo lo que ayude a que el aire que respiramos sea mejor, debe ser bueno. ¿Es la única manera de conseguirlo? Yo creo que no, pero por lo menos se han tomado unas medidas. Todos conocíamos este problema de calidad del aire. No se han tomado medidas y cuando se ha hecho, se ha hecho tarde. Ahora hay una concienciación mucho mayor y se pueden tomar otras medidas menos drásticas de acceso a las ciudades. Si electrificásemos el transporte público en Madrid, los autobuses y los taxis, se evitarían una gran cantidad de las emisiones que tenemos. Una parte muy importante viene del transporte público. Se pueden hacer cosas que tengan que ver más con incentivar que con prohibir.

En el caso de la última milla, a los empresarios de horeca se les ha puesto muy difícil con las restricciones de acceso. ¿Por qué en lugar de eso no se lo ponemos fácil y les ayudamos a que electrifiquen su flota? En el caso de Madrid Central, creo que es una medida que quizás no es la mejor, pero hay que construir sobre ella sin fastidiar al ciudadano y sin fastidiar a los que tienen que seguir trabajando.

¿Cree que se está creando demasiada alarma con los motores diésel?

El diésel de ahora no tiene nada que ver con el de hace diez años. Cuando veo los coches antiguos y sueltan humo me da mucha rabia. La media de vida útil de los vehículos en España es de doce años. Esos vehículos contaminan una barbaridad. Lo que pasa con el diésel es que emite partículas que son malas para la calidad del aire. La gasolina tiene mayores emisiones de CO2 por su parte. Ninguno de los dos es fabuloso para el aire. La tecnología de ahora es muchísimo más eficiente tanto en diésel como en gasolina.

El problema del parque en España es que es muy antiguo. Es verdad que se ha demonizado el diésel pero también hay que poner barreras. Por ejemplo, la de que en 2040 se va a prohibir la venta de vehículos diésel. Haciendo un número muy sencillo, en España hay unos 22 millones de turismos. Si cada año se vende un millón, se supone que renovamos el parque de coches cada 22 años. Si empezamos a hacer medidas que permitan la electrificación del parque, quizás 2040 no nos pilla tan lejos ni es tan imposible. El problema es que en España no estamos acostumbrados a mirar tan a largo plazo. Pero viendo los números, creo que es viable.

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