Francia, uno de los países más azotados por el coronavirus junto a España e Italia, actualmente, acumula más de 145.700 casos positivos y más de 28.500 decesos, según las cifras del Ministerio de Sanidad galo. Si bien se ha dado luz verde a la prolongación del estado de emergencia hasta el 10 de julio, el […]
NacionalDirigentes Digital
| 28 may 2020
Francia, uno de los países más azotados por el coronavirus junto a España e Italia, actualmente, acumula más de 145.700 casos positivos y más de 28.500 decesos, según las cifras del Ministerio de Sanidad galo. Si bien se ha dado luz verde a la prolongación del estado de emergencia hasta el 10 de julio, el proceso de desconfinamiento comenzó el 11 de mayo.
Una reapertura de la actividad que se ha realizado de manera progresiva y dividiendo el territorio en dos zonas en colores (verde y rojo) que marcarán la velocidad de desescalada. En cada una de ellas se establecerán mayores o menores restricciones en función de la virulencia de la pandemia, la capacidad hospitalaria o la realización de test.
Los comercios generalistas levantaron también la persiana, así como las bibliotecas y los museos. Más de 400 mil empresas ya están abiertas, según el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire. Industrias como la del automóvil ya vuelven a operar. En relación a este sector, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha dado a conocer esta semana un plan de apoyo dedicado al vehículo eléctrico. Supondrá ayudas públicas de 8.000 millones de euros, con el objetivo de convertir al país en un referente en producción de coches limpios. También incluye 1.000 millones para impulsar la compra de este tipo de automóviles, al tiempo que destina subvenciones para modernizar las cadenas de producción.
El coronavirus ha aflorado carencias y fragilidades en el sistema productivo europeo. El director de Business France Invest para la Península Ibérica, Jorge Martín, explicó en un webinar organizado por la Cámara de Comercio de Madrid que están definiendo en este sentido, los sectores de actividad que consideran que será necesario atraer de nuevo al Viejo Continente y, concretamente, a Francia.
Además de la prospección internacional, a nivel local, las propias regiones francesas trabajan en la identificación de las partes de la cadena de valor de sus ecosistemas que faltan hoy en día. En esta línea, Martín comentó que “además de las políticas de clústeres que ha llevado Francia a cabo en los últimos años para aunar y federar los esfuerzos en materia de innovación, a eso se le suma integrar esas partes que se han perdido y que han puesto en entredicho el sistema actual europeo y que han bloqueado la economía, incluso, antes de que llegara la crisis sanitaria”.
“La digitalización se ha reafirmado como indispensable para mantener la actividad en esta crisis”, dijo con rotundidad Jorge Martín. Además señaló que la economía digital ha puesto de manifiesto nuevas tendencias económicas, no solo a nivel del auge de las plataformas digitales para los consumidores, sino también nuevos comportamientos de consumo que se han acentuado por las condiciones de confinamiento. Sectores como el e-learning y la telemedicina cobran más importancia si cabe. Jorge Martín señala que disciplinas como estas deberían traducirse en nuevos proyectos de inversión en Francia en los siguientes meses.
Respecto a la transformación industrial, se han acelerado y modernizado algunos procesos ya existentes y países como Francia tienen que acelerar esta automatización y robotización de sus unidades industriales. Una remodelación de las cadenas de valor globales que se han venido manifestando y que han dejado patente la debilidad del sistema actual debido a la adaptación de la capacidad de producción limitada. Es decir, como ocurrió en febrero que “si se rompe un eslabón de la cadena, el 96% de las empresas estadounidenses confirmaron que tuvieron que revisar sus cadenas de suministro y de ahí la dependencia con China”, explicó Jorge Martín.
En este sentido, esta situación también debería traducirse en una relocalización de algunas cadenas de suministro para contar con una mayor integración de todos los elementos y así no depender tanto de otros países, lo que permitirá tener una mayor autonomía en sectores como el de automoción o farmacia tras esta pandemia.