Los pensionistas reciben un 28% más de lo aportado a la Seguridad Social. O lo que es lo mismo, por cada euro que contribuyen reciben 1,28 euros cuando llega el momento de retiro. Son datos publicados por el Instituto de Actuarios Españoles (IAE) a raíz de la elaboración de un informe sobre la Seguridad Social. […]
NacionalDirigentes Digital
| 04 nov 2019
Los pensionistas reciben un 28% más de lo aportado a la Seguridad Social. O lo que es lo mismo, por cada euro que contribuyen reciben 1,28 euros cuando llega el momento de retiro. Son datos publicados por el Instituto de Actuarios Españoles (IAE) a raíz de la elaboración de un informe sobre la Seguridad Social. En él, una de las principales conclusiones a las que llegan los actuarios -que son las personas encargadas de evaluar riesgos y analizar su impacto financiero- es que el sistema de pensiones, tal y como se encuentra diseñado, es “muy generoso”, poco equitativo y sostenible desde el punto de vista financiero. “Las pensiones requieren de decisiones políticas. Exigimos que se base en análisis técnicos y económicos”, defiende el presidente de esta organización, Gregorio Gil de Rozas, al tiempo que critica la falta de un plan de trabajo que asegure su viabilidad.
La idea de generosidad se asienta en una comparativa europea. Los ingresos por jubilación de un pensionista en España equivalen de media al 78,2% de su último salario, mientras que en otros como Alemania no llega al 40%, asevera el profesor titular de Economía Financiera y Actuarial, Enrique Devesa. Los cálculos arrojan una rentabilidad real del sistema del 3,5%, que al compararla con la evolución del PIB de los próximos años, la brecha de contribuciones actuariales se incrementa, lo que significa que se recibe más de lo que se aporta.
Con esta premisa como punto de partida, una de las razones en que se basa la idea de sostenibilidad se asienta sobre el déficit de la Seguridad Social. En el momento actual, éste asciende a 20.500 millones de euros y se prevé que vaya en aumento de manera paulatina. Una cifra que según Devesa, “serviría para construir 50 hospitales similares al de la Fe de Valencia”.
A tenor de sus proyecciones, con una inflación del 1,8% y un crecimiento del PIB anual del 1,7%, subir las pensiones en línea con el IPC incrementaría el citado déficit del 1,7% actual al 2,76% en 2030. Cantidad que en 2050 llegaría a rozar el 5%, el equivalente a 100.000 millones de euros de hoy.
Precisamente el horizonte a 2050 es uno de los principales puntos de inflexión en este análisis. Para ese año dos terceras partes de las obligaciones de pago de pensiones no contarán con ingresos por cotizaciones para respaldar a toda la generación del baby boom, que para ese momento habrá llegado a la edad de jubilación. Lo que traduce en que tres de cada cuatro euros de pensión no dispondrán de cobertura financiera.
Llegados a este punto, el grupo de expertos considera que una de las muchas medidas a acometer con mayor urgencia pasa por la incorporación de automatismos de corrección como anclar durante unos años el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP) en el límite mínimo del 0,25%. “El sistema de pensiones tiene ya pactado un recorte de su generosidad, precisamente por los imperativos que presentan sus necesidades de sostenibilidad, que pueden llegar a ser preocupantes si las pensiones se revalorizan con el IPC abandonando el IRP”, sentencia al respecto Devesa.