Cada noticia acerca de un nuevo impuesto pone en alerta a todo tipo de empresas, patronales y organismos. La gran mayoría advierten del impacto y los efectos secundarios que pueden tener en la actividad empresarial, sobre todo usando el argumento de que las subidas de tasas se acaban repercutiendo en los consumidores, de modo que […]
NacionalDirigentes Digital
| 04 mar 2020
Cada noticia acerca de un nuevo impuesto pone en alerta a todo tipo de empresas, patronales y organismos. La gran mayoría advierten del impacto y los efectos secundarios que pueden tener en la actividad empresarial, sobre todo usando el argumento de que las subidas de tasas se acaban repercutiendo en los consumidores, de modo que se genera un círculo vicioso que, en lugar de conseguir aumentar la recaudación, acaba produciendo lo contrario.
Es útil comprobar hasta qué punto las reacciones empresariales están justificadas, teniendo en cuenta que desde inicios de siglo se han vivido tiempos inciertos en lo económico. No obstante, la globalización ha posibilitado que las empresas no solo operen en un país, de modo que acaban estableciendo su base en el que mejores condiciones ofrece, atendiendo también a las circunstancias fiscales.
Los datos de la OCDE indican que los países que componen dicha organización han observado esa competencia y, como consecuencia, se han lanzado a una carrera por reducir las trabas a las empresas, sobre todo los impuestos. Así, desde el año 2000, el tipo impositivo medio del Impuesto de Sociedades en estos países se ha reducido desde el 30% hasta situarse en el entorno del 20%.
Según la fundación conservadora New Direction, este tipo de medidas facilitan la repatriación de capital, como ocurrió con las medidas llevadas a cabo por Donald Trump a finales de 2017. Estados Unidos redujo el impuesto de sociedades, el de la renta y dejó de imponer tasas a las ganancias obtenidas en el extranjero. El resultado fue la repatriación de 370.000 millones de dólares.
El efecto dominó de esta política se ha hecho notar en Europa y más allá. Reino Unido bajó el impuesto de sociedades desde el 28% al 19%, y tiene la intención de bajarlo hasta el 17% durante este año. Italia ha introducido un impuesto máximo de 100.000 euros para extranjeros que se muden al país, mientras que Francia quiere recortar en 20.000 millones la fiscalidad a empresas, y en 6.000 la de las familias. Fuera de la Unión Europea, Israel pasará del 36% con el que empezó el siglo al 23% actual. Suiza, por su parte, mantiene un tipo medio para empresas del 14%.
En su caso, España ha seguido la senda que indicaban los demás países. En 2005, el tipo efectivo del Impuesto de Sociedades alcanzaba el 27%, si bien ha caído hasta el 20% actual. La intención del Ejecutivo actual es reducir del 25% al 23% esta tasa para las pymes, a la vez que aumentará del 15% al 18% los impuestos para empresas de hidrocarburos y entidades financieras. Asimismo, las grandes empresas se enfrentarán a un tipo impositivo del 15%.