“Culebrón del avión”, “Fin de los excesos”, “Símbolo de la corrupción”, “Fraude del siglo”. Tales han sido algunas de las formas con que la prensa mexicana y latinoamericana aludieron al sorteo que realizó el Gobierno de México de premios equivalentes al valor del avión presidencial, un Boeing 787 Dreamliner de 120 millones de euros. La […]
NacionalDirigentes Digital
| 21 sep 2020
“Culebrón del avión”, “Fin de los excesos”, “Símbolo de la corrupción”, “Fraude del siglo”. Tales han sido algunas de las formas con que la prensa mexicana y latinoamericana aludieron al sorteo que realizó el Gobierno de México de premios equivalentes al valor del avión presidencial, un Boeing 787 Dreamliner de 120 millones de euros.
La venta de la aeronave, heredada de la gestión anterior (Enrique Peña Nieto, liberal), es una promesa de campaña del actual presidente, Andrés Obrador (izquierda), para demostrar su “compromiso con el pueblo” y su decisión de combatir “los excesos y la corrupción” en un país de altos índices de pobreza.
Lotería y pandemia
La rifa es un acto simbólico, pues Obrador -a pesar de algunos intentos- no logró vender el avión propiamente dicho. Así fue que decidió sortear 500 premios por valores cuya suma equivale al valor total del Boeing y usar los fondos recolectados mediante la lotería nacional para el combate contra la pandemia de COVID-19.
El sorteo se realizó el martes (15) y participaron seis millones de boletos (llamados “cachitos” aquí) que se vendieron a 20 euros cada uno. “Los lujos se han acabado. Los funcionarios de este Gobierno, si quieren volar, tienen que pagar su boleto de avión”, dijo el director de la Lotería Nacional, Ernesto Prieto, antes del sorteo.
Lujo en las nubes
El Boeing, más conocido como TP-01 José María Morelos y Pavón, fue comprado en 2012 y estrenado en 2016. Desde entonces, realizó 214 vuelos (el último fue a la cumbre del G-20, en Argentina, en 2018). Tiene doble pasillo y espacio para 300 pasajeros, aunque fue adaptado para sólo 80. Cuenta con suite de baño revestido en mármol, cama king size y oficina privada, además de área para 42 periodistas.
López Obrador ha marcado un nuevo estilo en la presidencia del país al viajar en vuelos de línea comercial, inclusive estableciendo la marca personal de hacerlo en compañías de bajo coste, como parte de su proclamada “austeridad”.
Ineptitud y excesos
Sin embargo, sus frustradas tentativas de vender el avión provocaron críticas locales e internacionales. “El avión presidencial ocupará un sitio especial cuando se enlisten las ineptitudes de la administración 2018-2024”, escribió un columnista del diario local El Financiero.
“Símbolo del exceso en el pasado, signo de la ineptitud actual”, consideró, por su parte, el británico The Economist, que inicialmente acogió con buen tono la acción, aunque destacando que el mercado para vender un avión de esas características “es minúsculo”.