El BCE anticipa el final del ciclo expansivo

La política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) se encuentra cada día más cuestionada por los diferentes dirigentes bancarios. Sin embargo, hay que tener en cuenta el peso de esta arma en el ecosistema económico europeo, puesto que el crédito bancario, muy influido por esta política monetaria, representa un 45% de la financiación de las empresas del continente.

Es por ello que el organismo presidido por Christine Lagarde defiende la política monetaria que ha llevado a cabo en los últimos tiempos en su último Boletín Trimestral. De ese modo, aunque se ha reducido el peso de la financiación bancaria (desde el 60% en 2007 hasta el 45% en 2018), «sigue siendo un componente fundamental de la financiación de las empresas de la zona euro».

Por tanto, para el BCE resulta evidente de que la facilidad de las empresas para acceder a crédito bancario «se ha sustentado en las medidas de política financiera del BCE«, lo que a la postre ha servido para relanzar la economía comunitaria. No obstante, como se anunció recientemente, el organismo revisará la estrategia monetaria para tener una mayor «apertura de miras», de manera que entren otros factores en la ecuación.

En esencia, dicha revisión tratará de comprobar si los planteamientos que ahora se tienen sirven para un entorno cambiante como el que se encarga de avisar en su publicación. Así, el BCE habla de ralentización y moderación del crecimiento económico.

Por ejemplo, cita la demanda interna como uno de los frenos de la expansión, mientras que la demanda exterior contribuyó de manera positiva, a pesar de las disputas comerciales. En ese contexto, el organismo habla de volatilidad y explica que los indicadores actuales apuntan a que el crecimiento continuará, pero será moderado. Esta percepción también es aplicable al empleo, ya que el BCE considera que el empleo seguirá creciendo, aunque dicho crecimiento será «cada vez más moderado».

En adición de ese análisis, Lagarde ha explicado ante la comisión económica del Parlamento Europeo que la capacidad de reacción de su organismo comienza a estar cerca de su límite, por lo que solicita actuaciones fiscales y reformas estructurales. Así, la situación actual, «ha reducido significativamente el alcance del BCE y otros bancos centrales de todo el mundo para facilitar la política monetaria frente a una recesión económica», dice Lagarde.

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