Cancelaciones y retrasos son dos de las palabras que más se escuchan desde hace semanas en el sector nupcial. La crisis global generada por el COVID-19 ha puesto contra las cuerdas un escenario “imprevisible” y “cambiante” que impide calcular con certeza los efectos que va a suponer para el conjunto de la temporada. “Ha habido una primera oleada para trasladar las bodas más allá de la primavera”, explica Ana García-Gayoso, directora de Rumor, una agencia de comunicación especializada en el sector nupcial. Sin embargo, tal y como resalta, se encuentran “expectantes” ante la evolución de los acontecimientos porque “el escenario cambia cada dos días y estamos todos un poco a ciegas”.
El equipo de Wedding Planners de Seven Weddings apunta a que esta situación supone “una auténtica locura y un desastre tanto en el ámbito logístico como económico”. Uno de los principales problemas a los que se enfrentan es la reubicación de las bodas que se están cancelando a lo largo de estas semanas en fechas en las que ya hay otras organizadas y no hay disponibilidad. “La mayoría te ofrecen viernes y muchos de los novios no quieren”, señalan. En su caso, además, se une otra dificultad. La mayoría de sus clientes son extranjeros, por lo que con el cierre de fronteras muchos prefieren aplazarla hasta 2021 y “todos esos ingresos esperados tanto por nuestra parte como para el resto de los proveedores del sector se esfuman”.
A este punto se unen desde el estudio Click 10 Fotografía, donde alertan de la disminución del número de celebraciones que van a poder cubrir con la consiguiente reducción de ingresos. Las bodas que estaban previstas para la segunda mitad de marzo, abril y mayo se han cancelado, aunque los costes fijos se mantienen. “Todas las bodas que solemos contratar en estos meses para noviembre y diciembre estamos sustituyéndolas por las que no se han podido celebrar, y si nos empiezan a posponer las de junio y julio, llegará un momento que no tengamos fechas para poder acompañarlos”, detallan.
Los efectos de la crisis del coronavirus llegan a todos los ámbitos del sector. Para la tienda online Flores en el columpio, especializada en la elaboración de ramos de novia y decoración de flores para las ceremonias, las bodas suponen un 60% de su facturación anual, por lo que la situación les ha obligado a hacer un ERTE entre sus trabajadores. Además, anuncian que para su negocio esta crisis está suponiendo “unas pérdidas enormes”, de las que no saben cuándo podrán recuperarse. En el caso de Click 10 Fotografía, estiman que esta realidad va a implicar un descenso de entre un 70% y un 80% en su facturación en el periodo comprendido entre los meses de marzo y mayo. A día de hoy dan trabajo a cerca de 35 personas, pero declaran que si la crisis se alarga más de tres o cuatro meses les será “imposible” seguir contando con todos. Por su parte, Seven Weddings explican que también se dedican a la formación de futuros profesionales que quieren trabajar en el sector, donde las pérdidas ascienden al 100% ya que todos sus cursos se han cancelado.
Ante esta delicada tesitura, al igual que están experimentando otros sectores, la crisis del coronavirus puede provocar cambios en el modus operandi de la organización de eventos como las bodas. No obstante, Ana García-Gayoso lanza un mensaje positivo al considerar que esta coyuntura puede suponer también una “oportunidad” para dar una vuelta al negocio e identificar acciones que se pueden mejorar.
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