La inversión en valor, también conocida como value investing, es una técnica de inversión que se basa en que las compañías menos caras tienden a marcar un rendimiento superior a las compañías caras en el largo plazo. Aunque es una idea muy generalista, los inversores ‘value’ se focalizan en analizar parámetros concretos de las empresas cotizadas y, posteriormente, seleccionan aquellas que cumplen sus requisitos. La diferencia reside en los filtros que se aplican. Aunque, lo que si queda patente es que esta filosofía de inversión – que es diferente en función del inversor – funciona y la mejor prueba son los éxitos de Warren Buffet o Benjamin Graham.
Por todo ello, son muchos los que se plantean si la inversión en valor volverá a impulsarse en los próximos meses teniendo en cuenta que nos avocamos al final de ciclo económico. “Es probable que el concepto de ‘reversión hacia la media’ no haya desaparecido; inclusive si todos podemos reconocer que el estilo de ‘valor’ es proclive a marcar algún que otro rendimiento superior. No caben casi dudas de que, a medida que nos acercamos al décimo año completo de expansión económica desde la última recesión en EE.UU, el mercado estadounidense yace en la fase de ‘fines del ciclo económico’. Si bien el momentum como un estilo de trading de valores –capitalizándose sobre la continuidad de un rumbo de mercado existente-, puede aún tener un espacio para avanzar, lo cierto es que lo que nos estamos cuestionando, es si los inversores están comenzando a creer que la próxima subida del dólar que se descuente en la renta variable estadounidense, lleve a que el ‘momentum’ o el ‘valor’ tengan una mejor oportunidad de marcar un desempeño más sólido. Creemos que el equilibrio entre ambas posibilidades puede estar comenzando a favorecer al valor sobre el momentum.”, reflexionan en la gestora WisdomTree.
El value investing es una estrategia que “tiene algunas ventajas que están ayudando a hacerla cada vez más popular”, comenta el analista financiero Ignacio Moncada. No es una forma de invertir, “técnicamente compleja, no hace falta ser un genio para aplicarla. Por otro lado, ofrece un sistema que huye de complicaciones innecesarias y que pretende blindar al inversor frente a la improvisación y los errores derivados de las emociones. Pero su principal ventaja es que es un método con el que se tienden a generar rentabilidades a largo plazo superiores a los que se alcanzan con otros métodos.”, puntúa Moncada.
En cuanto a la rentabilidad, existe un consenso entre los analistas en el que se explica que se debe medir a largo plazo. Siguiendo la estrategia de uno de los inversores en valor más conocidos, como es Greenblatt, lo cierto es que se consigue una rentabilidad anualizada del 22% si se toma como referencia un periodo de diez años.
Las rentabilidades medias anualizadas “no anuales de diversos inversores en valor reflejan claramente la posibilidad de batir al mercado a largo plazo siguiendo esta filosofía. Por mencionar unos pocos: Peter Lynch, alrededor de un 29% en 13 años, Walter Schloss, entorno a un 15% en 4 décadas y media o el propio Warren Buffet, con un 20,9% desde 1965 a 2017”, explican desde Azvalor.
2019-02-19 11:47:44