Con motivo del Día de la Educación Financiera celebrado esta semana, entrevistamos a Nacho Rodríguez, Director de Comunicación, Relaciones Institucionales y Sostenibilidad en ING España y Portugal, quien hace un repaso de la situación actual de España y sobre qué podría mejorar de cara al futuro.
¿Cómo definiría la cultura financiera que hay en España?
Creo que tenemos mucho recorrido en esta materia. Según el Informe Naranja “Comportamiento de los inversores españoles ante los movimientos del mercado”, que presentamos el pasado mes de julio, solo el 12% de los españoles con fondos y/o acciones declaraba tener bastantes conocimientos financieros y, sin embargo, un 54% reconocía que apenas tenía. Es un dato llamativo, más teniendo en cuenta que estamos hablando de personas con exposición a inversiones y, por tanto, con cierto interés en la materia.
La buena noticia es que los ciudadanos somos conscientes de esta carencia y en momentos de incertidumbre como el actual, esta necesidad se revela todavía como más importante. Según los resultados del estudio ING COVID-19 Tracker, el 30% de los encuestados afirma que, a raíz de la actual crisis provocada por la pandemia, una de las cosas que espera de su banco es que le dé más información y consejos útiles para administrar el dinero de manera adecuada.
¿Cómo se puede mejorar?
Es una tarea compleja en la que entran en juego muchos factores. Creo que en los últimos años se ha hecho un esfuerzo importante con iniciativas muy interesantes, muchas del propio sector financiero.
En concreto, en nuestro ADN está la misión de ayudar a los ciudadanos a tomar las mejores decisiones financieras para que puedan progresar en su vida. Creemos que la mejor forma de promover la educación financiera está en el desarrollo de nuestro propio negocio y por ello, desde que el banco llego a España, hace más de 21 años, ha puesto el foco en ofrecer productos claros, transparentes y sencillos con el objetivo de que nuestros clientes tengan muy claro desde el principio que es lo que contrata. Después, les facilitamos las herramientas y los canales del banco, escuchando y atendiendo sus demandas permanentemente. Nuestro objetivo es que nuestros clientes se sientan dueños de su dinero y tengan el control, gestionándolo con total libertad y tranquilidad.
Además, llevamos 19 años colaborando con la Fundación Junior Achivement a través de la cual acompañamos a los jóvenes en su proceso de aprendizaje, promoviendo en ellos la educación financiera e impulsando sus habilidades emprendedoras. Voluntarios del banco acuden a los colegios para impartir diferentes programas, que promueven la educación financiera entre los jóvenes, luchan contra el abandono escolar, despiertan sus habilidades emprendedoras y les apoyan para que consigan sus objetivos sacando lo mejor de ellos mismos.
¿Cómo está España en comparación con los países de nuestro entorno?
No me atrevería a realizar una afirmación categórica en este sentido, ya que implica conocer a fondo la realidad de cada país en un tema con muchos niveles de análisis, como es la educación financiera.
Si nos fijamos en datos de estudios internacionales, lo que sí está claro es que en España tenemos un largo camino por recorrer.
Por ejemplo, según datos del Global Financial Literacy Survey de Standard & Poor’s, el 49% de los españoles tiene pocos conocimientos financieros. Por su parte, el último Informe PISA -elaborado por la OCDE- indica que uno de cada cuatro adolescentes españoles no tiene nociones sobre finanzas y más de la mitad de los ciudadanos reconoce que no posee conocimientos básicos ni sabe distinguir entre el IPC (índice de precios al consumo) o el PIB (producto interior bruto).
Otro estudio interesante es la Encuesta de Competencias Financieras que elabora el Banco de España y la CNMV con una muestra de la población con edades comprendidas entre 18 y 79 años. Según ella, solo el 58% de los españoles comprende el concepto de inflación y más del 75% reconoce que debe mejorar sus conocimientos en materia financiera.
¿Sería fundamental incluir una asignatura que ahonde en estos conceptos dentro de la enseñanza obligatoria?
Sí, creemos que sería una medida fundamental para asegurar que mejoramos la educación financiera en el largo plazo y que los jóvenes del mañana tendrán los conocimientos necesarios para gestionar sus finanzas y, en última instancia, poder cumplir sus objetivos vitales. De hecho, así lo recomiendan la Unión Europea y la OCDE, entre otras instituciones internacionales.
Debido a la actual situación de incertidumbre, muchas familias están tomando conciencia de la importancia de la educación financiera. Según el ING COVID-19 Tracker, el 47% de los padres y madres asegura que los colegios deberían enseñar más conocimientos financieros, ya que el impacto económico de la pandemia ha puesto de relieve la importancia de que sus hijos reciban formación financiera y de gestión del dinero. Además, es interesante ver cómo los padres encuestados no dejan toda la responsabilidad en los colegios y reconocen que es fundamental fomentar este conocimiento en el ámbito familiar y, de hecho, un 55% reconoce que debería enseñar a sus hijos más conocimientos financieros y de gestión del dinero.
El informe de la Fundación Junior Achievement “Educación financiera, ¿qué debemos saber?” estudia y propone un marco educativo de formación financiera según las necesidades de los jóvenes en las distintas edades. En él se destaca que el aprendizaje de habilidades no cognitivas durante la educación obligatoria de manera trasversal es necesaria para la consecución de los contenidos financieros. Entendiendo como habilidades no cognitivas, capacidades como la planificación, la perseverancia, la postergación de recompensas, la atención y el esfuerzo.
Por edades, ¿saben más y son más conscientes de la importancia del ahorro las generaciones más mayores?
No necesariamente. Más edad no significa más conocimiento financiero. En cuanto al ahorro, depende no solo del conocimiento financiero, sino de otros factores socioeconómicos.
Según los perfiles elaborados a partir de los resultados del Informe Naranja sobre el comportamiento de los inversores ante los movimientos del mercado, que mencionaba anteriormente, los más jóvenes (24-34 años) tienen pocos conocimientos financieros, toman sus propias decisiones y cuando disponen de dinero, tienden a invertir. Por el contrario, los más mayores (50-65 años) tienen una educación financiera escasa, pero se dejan asesorar, lo que les ha permitido mantener sus inversiones durante la crisis del Covid-19 y no sufrir pérdidas por los vaivenes del mercado. Sin embargo, los más jóvenes vendieron y consecuentemente no mantuvieron su objetivo de inversión de largo plazo, perjudicando seguramente su inversión. Según este estudio, el grupo de edad con mayor conocimiento financiero está entre los 35 y 49 años. Estas personas toman sus propias decisiones y durante la crisis han seguido invirtiendo periódicamente.
2020-10-07 17:35:15