Finalmente, hoy no entrará en vigor el modelo de autoliquidación del impuesto sobre las transacciones financieras, conocido como ‘tasa Tobin’. El ministerio de Hacienda y Función Pública ha confirmado que su entrada en vigor se retrasa hasta el 1 de enero de 2024 para que Navarra y las tres diputaciones forales vascas puedan adaptar sus […]
FiscalidadDirigentes Digital
| 01 sep 2023
Finalmente, hoy no entrará en vigor el modelo de autoliquidación del impuesto sobre las transacciones financieras, conocido como ‘tasa Tobin’. El ministerio de Hacienda y Función Pública ha confirmado que su entrada en vigor se retrasa hasta el 1 de enero de 2024 para que Navarra y las tres diputaciones forales vascas puedan adaptar sus entramados tributarios a este impuesto.
En marzo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicó un estudio sobre el impacto de esta tasa, concluyendo que la aplicación de la misma provocó una caída de la negociación de las acciones españolas gravadas y que resta atractivo a la bolsa española. Asimismo, el año pasado este impuesto solo recaudó 195 millones de euros, cifra que dista mucho de los 372 millones que el Ejecutivo planeaba recaudar, según se reflejaba en los Presupuestos Generales del Estado.
El impuesto, que entró en vigor en 2021 en línea con la política fiscal expansiva aplicada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, tasa las transacciones financieras con un tipo del 0,2% siempre que la capitalización bursátil de las empresas que emitan las acciones sea superior a los 1.000 millones de euros (en la práctica, afecta a 34 de las 35 empresas que cotizan en el IBEX). El impuesto debe ser pagado por el proveedor de servicios financieros que realiza la transacción. Entre otras particularidades, se debe abonar mensualmente, además de incluir una declaración anual con todas las transacciones y pagos efectuados.
El nombre hace referencia a James Tobin, economista estadounidense y premio Nobel, quien en la década de 1970 propuso que todas las transacciones financieras internacionales estuvieran sujetas a un impuesto. Este nuevo impuesto ya fue propuesto por Comisión Europea en 2011, en plena crisis financiera y con la mayoría de las economías europeas en situación de déficit presupuestario. Aunque varios estados estuvieron de acuerdo, nunca llegó a implementarse a nivel comunitario.
En 2021, se volvió a plantear esta tasa a nivel europeo para ayudar a financiar los planes de estímulo puestos en marcha para hacer frente a las consecuencias provocadas por la pandemia y por la invasión rusa de Ucrania. En la actualidad está en vigor en diversos países -Francia, España, Grecia, Italia y Bélgica- con variaciones. En Francia y España, por ejemplo, se grava solo el contado y no los derivados, algo que sí aplica Italia, con un tipo del 0,2%. También se producen variaciones según el capital mínimo para la aplicación de la tasa. La propuesta europea plantea un tipo del 0,1% para las acciones y un 0,01% para los derivados.