Todo lo que tiene que ver con impuestos y quien los recauda huele a papeleo, a esperas y a dolores de cabeza. Si algún Ministerio fuera el más popular de la clase, desde luego el de Hacienda sería el que menos. Por eso, se han venido introduciendo diferentes cambios para que el trato entre Administración […]
FiscalidadDirigentes Digital
| 08 sep 2021
Todo lo que tiene que ver con impuestos y quien los recauda huele a papeleo, a esperas y a dolores de cabeza. Si algún Ministerio fuera el más popular de la clase, desde luego el de Hacienda sería el que menos. Por eso, se han venido introduciendo diferentes cambios para que el trato entre Administración y contribuyente sea menos fatigoso.
En los últimos años se está tratando de modificar el lenguaje que se emplea, de manera que todo ciudadano pueda comprenderlo, más allá de que los documentos tengan que explicar la causa legal que reclaman. Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas, explicó durante un evento virtual que “el lenguaje que se emplea es menos formal”.
“Hay una voluntad manifiesta de modernizar las relaciones con los ciudadanos”, añade. Con todo, Pich matiza que “la Agencia Tributaria no es ni va a ser una hermanita de la Caridad, pero hay una apuesta por cambiar que se tiene que reconocer”. Lo mismo cree el presidente del Consejo para la Defensa del Contribuyente, Jesús Rodríguez Márquez.
En ese mismo foro, Rodríguez Márquez incidió en esa problemática que tiene Hacienda. “Se está haciendo un esfuerzo considerable por cambiar los modelos para hacer un resumen entendible a la población”, resume. “No se puede suprimir la referencia al derecho pero sí se puede añadir una explicación coloquial”, razona.
Cabe considerar que el organismo que preside tiene la función de asesorar a la Secretaría de Estado de Hacienda en la defensa de los contribuyentes. Dicho de otro modo, recibe las quejas de los ciudadanos con respecto a sus impuestos y recomienda una resolución para las mismas. En especial, dicho ente está pensado para resolver las quejas que tengan que ver con pequeñas reclamaciones de particulares. “Cumple una función social”, apunta Rodríguez Márquez.
Rodríguez Márquez destaca el papel social del Consejo. El volumen de quejas por grandes importes es “limitado”, según lo describe, si bien también reconoce que se reciben algunas por sumas importantes. Las más grandes reclamaban montantes de hasta 200.000 euros.
Cada año recibe entre 9.000 y 15.000 quejas de las que, la mayoría, se resuelven entre 15 y 20 días. Eso significa que si el contribuyente queda satisfecho con la resolución, el proceso termina y se soluciona el problema. El último año para el que se tienen datos, 2019, se recibieron 13.974 quejas, 2.600 más que en 2018. No obstante, no ha supuesto un aumento tan elevado como el de 2016, cuando se superaron las 18.500 quejas.
A falta de los datos oficiales de 2020, el análisis preliminar permite extraer algunas conclusiones. Según Rodríguez Márquez, los primeros meses de la pandemia, así como las restricciones de movilidad fueron un freno para la presentación de quejas. “No se hicieron durante los primeros meses de la pandemia”, avanza, “se han trasladado a ahora, a estos meses”.
Desde el punto de vista del responsable del Consejo, “está normalizado que los contribuyentes presenten quejas”. Se trata de un proceso institucionalizado en el sistema tributario y busca que haya una “mejor aplicación del sistema tributario para todos”. En su opinión, “los funcionarios se esfuerzan por contestar de una forma eficaz y con un tono profesional y constructivo”.
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