Hoy en día muchas familias tienen dificultades para llegar a final de mes. Unas porque ingresan muy poco y otras porque gastan más de lo que deberían. En ambos casos, es importante tomar consciencia y empezar a organizarse. Y para ello, la mejor solución es elaborar dos tipos de presupuestos. Uno de carácter mensual y […]
Hoy en día muchas familias tienen dificultades para llegar a final de mes. Unas porque ingresan muy poco y otras porque gastan más de lo que deberían. En ambos casos, es importante tomar consciencia y empezar a organizarse.
Y para ello, la mejor solución es elaborar dos tipos de presupuestos. Uno de carácter mensual y otro anual. El primero nos indicará si dispondremos de liquidez a final de mes o por el contrario, tendremos que utilizar nuestra tarjeta de crédito o los ahorros que tenemos. El segundo, que es el más importante, nos debería proporcionar un saldo positivo y así poder disponer de un rinconcito para los imprevistos que puedan surgir en el devenir del año.
En este sentido, desde el proyecto de Cofidis de Educación Financiera ‘Economía para ti’ ofrecen tres consejos para que puedas organizarte y aprendas a elaborar un presupuesto que garantice tu liquidez para cubrir los gastos:
1. Antes de nada… Identifica tus ingresos
Así podrás distinguir entre aquellos que son de carácter ordinario y los que son extraordinarios. Los primeros, provienen de la nómina y los segundos de las pagas extras, los honorarios recibidos por las horas extra o los que se obtiene por trabajos eventuales.
Algunos ejemplos de estos últimos podrían ser los conseguidos por la reparación de un electrodoméstico, la realización de clases particulares por parte de jóvenes universitarios o la revisión de la contabilidad de una pyme por parte de un contable.
2. Separa tus gastos
Del total de gastos es importante diferenciar los que son de obligatorio cumplimiento cada mes, como por ejemplo el alquiler de tu vivienda o los gastos de alimentación, de los que se abonan una vez al año.
Es recomendable gestionar el pago de los suministros de agua, luz y gas con las entidades competentes de tal forma que el pago sea mensual en lugar de cada dos o tres meses. Una buena manera, sin duda, de homogeneizar lo máximo posible los gastos mensuales y no tener sorpresas de última hora que alteren la planificación económica familiar.
3. Por último…Controla los gastos extraordinarios
Estos gastos pueden dividirse en dos categorías: inevitables y eludibles. Entre los primeros, se encuentran los seguros, los libros de texto, el material escolar, la ropa, el calzado y los diversos complementos de vestir. No obstante, el importe de los tres últimos puede variar. Por tanto, aconsejamos no comprar nada que no sea necesario y así evitar sorpresas desagradables.
Respecto a los segundos, encontramos los regalos, las fiestas de cumpleaños o los restaurantes. Así que, si hay falta de salud económica, el presupuesto a destinar a estos últimos debería ser reducido y consecuente.
En definitiva, si eres de los que no llegan a final de mes porque no saben administrarse, ¡Ponte las pilas! Sigue estos pasos, empieza a organizarte y mejora tu economía familiar.