Los activos totales gestionados por las 500 mayores gestoras de activos del mundo ascendían a 113,7 billones de dólares a finales de 2022, según revela un nuevo estudio del Thinking Ahead Institute. Esto representa un descenso del 13,7% respecto al año anterior y manifiesta la primera caída significativa de los activos gestionados desde la crisis […]
Los activos totales gestionados por las 500 mayores gestoras de activos del mundo ascendían a 113,7 billones de dólares a finales de 2022, según revela un nuevo estudio del Thinking Ahead Institute. Esto representa un descenso del 13,7% respecto al año anterior y manifiesta la primera caída significativa de los activos gestionados desde la crisis financiera mundial de 2008.
Existen algunas diferencias por regiones. A las gestoras japonesas de entre las 500 mayores del mundo les fue mucho mejor que a la media, con una disminución de activos del 5,5%, mientras que las gestoras de activos norteamericanos registraron un descenso del 14,2%. Europa (incluido el Reino Unido) experimentó una disminución superior a la media, del 16,8%.
La investigación también revela la continua evolución de los activos gestionados de forma activa frente a los gestionados de forma pasiva entre los mayores gestores de inversión. La inversión en fondos de gestión pasiva ha pasado a representar el 34,7% del total en 2022, 4 puntos porcentuales más que el año anterior. En cualquier caso, entre las mayores gestoras del mundo sigue habiendo una considerable mayoría, del 65,3%, de activos gestionados de forma activa.
Entre las clases de activos, la caída de los mercados de renta variable y renta fija provocó un ligero cambio de ponderación, con un aumento de las inversiones alternativas hasta el 7,1% de los activos gestionados. Las caídas del mercado hicieron que la asignación combinada de renta variable y renta fija disminuyera en 2,4 puntos porcentuales desde una cuota muy estable del 79-80% en los últimos 10 años.
El informe muestra asimismo que las caídas de la renta variable y la renta fija también repercutieron en el grado de consolidación dentro de las 20 principales gestoras. Es muy difícil para las gestoras extremadamente grandes tener una exposición superior a la media a las clases de activos menos líquidas, por lo que se vieron desproporcionadamente afectadas por las caídas de los principales mercados. La cuota de las 20 primeras gestoras en el total de activos disminuyó del 45,2% en 2021 al 44,2% en 2022. Sus AUM totales disminuyeron interanualmente hasta los 50,3 billones de dólares.
Hablando de gestoras individualmente, el estudio muestra que BlackRock sigue siendo la mayor del mundo, a pesar de haber registrado un descenso en sus activos totales desde los algo más de 10 billones de dólares en 2021 a poco más de 8 billones en 2022. El Grupo Vanguard sigue estando significativamente por delante de Fidelity Investments y State Street Global, que ocupan el tercer y cuarto puesto respectivamente, y que han visto caer sus activos hasta situarse por debajo de los 4 billones de dólares.
Jessica Gao, directora del Thinking Ahead Institute, comenta que "A lo largo de 2022, en medio de importantes turbulencias, alta inflación, tipos de interés elevados y tensiones geopolíticas, los inversores se han enfrentado a pérdidas que han borrado la mayor parte de las ganancias logradas durante el gran año 2021. A medida que hemos ido realizando este estudio, un tema recurrente en nuestras conversaciones con las gestoras ha sido la expectativa de un régimen de tipos de interés más altos durante más tiempo, en el que las preocupaciones por la inflación y el crecimiento siguen siendo elevadas, lo que sugiere que los gestores de inversión aún no están fuera de peligro".
Por su parte, Alejandro Olivera, director de Inversiones en Willis Towers Watson España, expone que “La necesidad de tener en cuenta las cuestiones de sostenibilidad y adaptarse a los riesgos sistémicos exige analizar y pensar en el futuro y unos procesos de inversión sólidos, capaces de modelizar y medir los riesgos como nunca antes. De cara al futuro, esta conciencia de los riesgos a nivel sistémico podría ayudar al mundo de la inversión a afrontar el reto generacional de los efectos del cambio climático y otras cuestiones de sostenibilidad.”