Hay señales que nos dicen que la recesión en EE.UU. realmente no está a punto de producirse, como se teme. Si bien, lo cierto es que ¡no hay nada menos seguro! Además, las últimas previsiones de la Fed de Atlanta revelan unas expectativas de crecimiento del 4,2% para el cuarto trimestre. Para que se produzca […]
Hay señales que nos dicen que la recesión en EE.UU. realmente no está a punto de producirse, como se teme. Si bien, lo cierto es que ¡no hay nada menos seguro! Además, las últimas previsiones de la Fed de Atlanta revelan unas expectativas de crecimiento del 4,2% para el cuarto trimestre.
Para que se produzca una recesión, se necesita un mercado laboral en declive significativo, que no es en absoluto lo que estamos presenciando actualmente. Sí, algunos indicadores empiezan a ralentizarse, pero no apuntan a una recesión inminente.
El crecimiento de los salarios sigue acelerándose, señal de que el mercado laboral va muy bien, lo que a su vez debería permitir al consumo capear el temporal. Además, los salarios aumentan más rápidamente para los menos favorecidos de la sociedad, como los jóvenes, las personas que cobran por horas o que tienen una menor cualificación, etc. Después de varias décadas en las que este segmento de la población ha sufrido, es una buena noticia.
El número de ofertas de empleo sigue siendo elevado, sobre todo en el sector servicios, con una proporción de ofertas por demandante de empleo muy superior a 1, lo que ofrece una alternativa a los consumidores: su salario no aumenta tan rápidamente como la inflación, pero puede encontrar fácilmente un segundo empleo a tiempo parcial para compensar estas subidas de precios.
Por otro lado, los empleos a tiempo parcial aumentan progresivamente en Estados Unidos, sobre todo en sectores que ofrecen gran flexibilidad y salarios crecientes. Según el sitio web Monster.com (una de las principales webs de búsqueda de empleo en Estados Unidos), el 75% de los trabajadores afirma que es probable que busque este tipo de empleo para hacer frente al aumento de los precios.
Los consumidores estadounidenses también se encuentran en una situación financiera sólida. Los préstamos pendientes están aumentando y la tasa de ahorro está cayendo, pero eso no es suficiente para que los consumidores estadounidenses se vean forzados a una situación en la que deban reducir sus gastos. La Reserva Federal de San Luis estima que el pago de intereses de la deuda de los hogares estadounidenses representa actualmente sólo el 9,6% de sus ingresos, menos que en el periodo anterior a la crisis, lo que significa que aún queda margen antes de que el consumo estadounidense se desplome.
¿Estamos en recesión o no? Creemos que es muy probable que la haya, pero que podría retrasarse.