Las perspectivas de reducido crecimiento e inflación señalan la probabilidad de que el entorno de tipos bajos de los últimos años se quede con nosotros un tiempo. Así, el mercado de futuros de los fondos federales, que representa las expectativas de los participantes en el mercado, descuenta ya un tipo de interés de 0-25 puntos […]
Las perspectivas de reducido crecimiento e inflación señalan la probabilidad de que el entorno de tipos bajos de los últimos años se quede con nosotros un tiempo. Así, el mercado de futuros de los fondos federales, que representa las expectativas de los participantes en el mercado, descuenta ya un tipo de interés de 0-25 puntos básicos en 2023. “Es posible que los balances del Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Japón y la Reserva Federal lleguen a alcanzar entre los tres los 20-25 billones de dólares. También podrían anunciarse nuevos programas de estímulos fiscales y la ampliación de programas que estén próximos al vencimiento”, advierte Capital Group en su último análisis.
Cada vez más inversores consideran que los tipos de interés cero serán permanentes y están barajando posibles alternativas de inversión. “La política monetaria expansiva y el aumento del gasto público deberían traer consigo un regreso de la inflación a medio plazo. Es probable que los inversores tengan una mayor necesidad de proteger los activos contra este peligro, que no se da desde hace mucho tiempo. La clase de activos con la que creemos que esto se puede conseguir es la renta variable, con empresas de crecimiento cuyos beneficios sean más resistentes”, asegura Bert Flossbach, cofundador de Flossbach von Storch.
Los tipos bajos generan menores rentabilidades en el mercado de bonos, especialmente en el caso de los bonos soberanos. Por tanto, los inversores miran otra clase de activos, como el oro, para poder proteger su capital y buscar rentabilidad. “La extendida creencia de que el oro es el ganador de la crisis no es la interpretación más acertada. Más bien, es una de las consecuencias de la crisis, en concreto, los tipos de interés permanentemente bajos y la inundación de liquidez de los bancos centrales, ha traído de vuelta el tema de la inflación”, señala Flossbach.
Como activo líquido, el oro es una buena protección contra la inflación. De acuerdo con el Consejo Mundial del Oro, solo en la primera mitad de 2020, los ETF de oro han adquirido 734 toneladas de oro, más que en todo el año récord de 2009, lo que refleja una creciente demanda de los inversores, que probablemente tenga menos que ver con la crisis del coronavirus en sí que con sus consecuencias.
“Para nosotros, el oro es una buena protección ante la inflación y frente a las posibles crisis del sistema financiero. A largo plazo, uno no debe esperar más del oro que la preservación real de los activos, pero tampoco menos”, concluye el cofundador de la gestora alemana.