Dicen que la envidia y el Cainismo es la forma habitual de relacionarse entre los empresarios españoles. No voy a pronunciarme sobre este particular. Pero, de ser así, proponemos el uso de la Inteligencia para generar un entorno fértil que permita vacunar a los implicados y a la sociedad empresarial en su conjunto.

Partimos de la premisa que la Inteligencia y sus analistas son curiosos, les gusta resolver o arreglar situaciones y que los empresarios tienen ese impulso de crecer y construir algo rentable para la sociedad. Por lo que la alianza de pensamiento entre Inteligencia y la vis empresarial permitiría crear un entorno favorable para la economía.

Cuando un empresario tiene una idea de negocio y analiza sus oportunidades debe buscar alianzas, dinero, ver competidores y establecer una estrategia. La inteligencia le dará las herramientas para optimizar recursos y los analistas serán sus dedos para tantear el entorno. Así no tendrá que verse solo y desamparado en un mercado desconocido, sobre todo aquellos a los que ahora se les llama emprendedores.

Como sabemos que el mundo empresarial es altamente colaborativo y que todos siempre aplaudimos las iniciativas del otro, valoramos sus actividades, su creatividad y, por supuesto, reconocemos sus acciones la inteligencia nos permite crear alianzas, favorecer el análisis o planeamiento de escenarios, generar hipótesis de prueba y ver sus resultados a un coste muy reducido. Nuestros analistas siempre nos acompañan en las excursiones como portadores de recursos.

En el entorno empresarial siempre la forma de pensar y actuar es apoyar la punta de innovación y creatividad, el compartir ideas de forma flexible y apoyar a aquellos que tuvieron una idea buena, incluso antes que nosotros mismos. La metodología de inteligencia nos permite procedimentar en la medida de lo posible esa creatividad para hacerla efectiva, rentabilizarla y compartirla.

La experiencia que los empresarios acumulan tras años de actividad permite saber de forma ágil los fallos que los socios más jóvenes pueden cometer dentro de sus proyectos. Esta experiencia permite ayudarles cuando decidimos ser socios suyos y hacer pactos de socios o ayudarles a crecer de forma sólida. La inteligencia permite hacer negociaciones basadas en información veraz y en indicadores tangibles, huyendo de voluntarismos.

Un analista de inteligencia maneja información reservada y obtiene conocimiento de datos aparentemente inconexos o no claramente relacionados. Saca aproximaciones a certezas para tomar decisiones. El empresario no cainita usará esa inteligencia para mejorar la competitividad de su organización, mejorar el tejido empresarial y fortalecer las tareas colectivas.

Como intentamos argumentar, la Inteligencia, bien entendida, permite a un empresario tener a su disposición herramientas, personas y conocimientos para transformar el entorno. Si crear riqueza, mejorar la competitividad, fomentar el conocimiento compartido y fortalecer las redes de colaboración son el paradigma del empresario tipo, la Inteligencia es el modo de producirlas, la forma de darles sentido y relacionarlas entre sí.

Esperemos que en el futuro la imagen de un empresario cainita o envidioso que prefiere criticar a colaborar sea ya fruto del pasado, de la historia de la literatura empresarial antigua. Como analistas deseamos que tras esta crisis tan fuerte hagamos de la necesidad virtud y aprendamos de nuestros errores, por una vez.

Fernando Cocho, socio fundador de H4dm