La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, iniciaba su discurso en Bruselas con un frase contundente: "el mes pasado casi me atraganto con mi yogur del desayuno cuando vi la primera página de un periódico económico".

Lagarde hace referencia a los 1.300 millones de dólares que ganó Ken Griffin, como gestor de hedge funds en la firma Citadel. Lagarde, que ha continuado exclamando: "¡un solo hombre, 1.300 millones!", alude a la lista anual de los 25 gestores de fondos mejor pagados del mundo, que durante el año pasado ganaron 11.620 millones de dólares pese a que los rendimientos de la industria fueron mediocres.

La directora del organismo ha hecho referencia a un chiste popular en Wall Street en el que se pregunta "¿Y dónde están los yates de los clientes?", en alusión a los grandes yates que los banqueros tienen en los muelles de Nueva York. En este sentido, Lagarde ha puesto el foco en la creciente desigualdad entre clases alegando que reducirla no es sólo correcto, sino que además es bueno para la economía.

"En demasiados países, el crecimiento económico no ha logrado levantar estas pequeñas embarcaciones mientras que los magníficos yates han estado surcando las olas y disfrutando del viento en sus velas. En demasiados casos, los hogares pobres y de clase media se han dado cuenta de que el trabajo duro y la determinación puede no ser suficiente para mantenerlos a flote", asuraba Lagarde en su discurso.

Además, la dirigente ha apuntado que la "desigualdad excesiva no solo no es lo moral y políticamente correcto, sino que además no es buena económicamente".

Por su parte, Lagarde cobra un sueldo anual de 467.940 dólares a los que hay que sumar los 83.760 dólares que cobra en calidad de dietas.