Una vez más, los bancos centrales han devuelto la ‘paz’ a unos mercados atribulados en buena medida por las dudas que les despertaban las propias autoridades monetarias, a las que se suma la sangría del petróleo, el debilitamiento de los emergentes, especialmente de China, y la incierta recuperación económica global.
Un ‘efecto dominó’ que ‘teñía de rojo’ los activos de riesgo durante la primera parte del ejercicio y traía a la memoria de muchos los dolorosos recuerdos de la crisis de 2008. Gestores y expertos buscaban resguardo en los ‘refugios seguros’, pero se resistían a perder la fe, sobre todo en la renta variable europea.
David Goodsell, director ejecutivo del Durable Portfolio Construction Research Center de Natixis Global Asset Management (AM), explica, en concreto, que los institucionales, el smart money, inversores que son responsables de la gestión de miles de millones, entienden que "la asignación de activos pasa por esperar lo mejor preparándose para lo peor".
En octubre de 2015, recuerda, preguntaron a 660 institucionales de todo el mundo cuál era la mejor clase de activo. Su respuesta fue clara: la renta variable global (42%), seguida de la estadounidense (33%), la emergente (25%) y el private equity (20%). Lo más sorprendente de este resultado, destaca este experto, es que se realizó semanas después de la devaluación del yuan y ante la creciente preocupación por la desaceleración de China.
Ya en enero, después del peor inicio de año para Wall Street en la historia, los institucionales seguían apostando por la Bolsa, pero la asignación de sus carteras mostraba una alineación con sus objetivos de generar buenos retornos ajustados al riesgo. Esto es, "esperar lo mejor, preparados para lo peor"
Así, cerca de la mitad, un 48%, reconoció que aumentaría sus posiciones en renta variable ("elección lógica si crees que las acciones van a subir"), pero un 50% apuntó también a un incremento en private equity y un 46% en deuda privada.
"¿Por qué cubrir sus apuestas con inversiones alternativas? Siendo su principal meta la de generar mejores rendimientos ajustados al riesgo, los institucionales ven muchas razones para acudir a estos activos: diversificación (65%), generación de alfa (51%) y reducción del riesgo (50%)", concluye Goodsell.
En este sentido, desde Citi señalan que "la inercia puede continuar a corto plazo en la revalorización de activos, especialmente en Bolsa. Pero, en un contexto de inestabilidad. Mejor deuda pública y crédito".
Con todo, aumentan su exposición a commodities, "aunque mitigada con una mayor posición en el oro. ¿No dicen que el metal preciso amortigua los riesgos en la cartera? Tiene sentido, especialmente en un contexto como el actual donde también podríamos haber visto el suelo en la inflación de los países del G10".
Y explican su estrategia: "Seguir a corto plazo a los bancos centrales pero dando por hecho que esperamos que la debilidad económica se mantenga y hasta se acentúe dado lo avanzado del ciclo expansivo en la economía norteamericana; y que a inestabilidad del mercado ha venido para quedarse, aunque es cierto que ni el pánico vendedor que llegamos a sufrir en las primeras semanas del año ni la euforia reciente compradora que hemos visto en algunos activos".
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