“Las empresas que incorporan sostenibilidad a su ADN tienen mayor éxito a largo plazo”

En pleno auge del ESG y transformación de las empresas para adaptarse a las normativas sostenibles, Adolfo Estévez, managing director de EthiFinance, observa desde su experiencia que todas las empresas están poniendo atención en mejorar su ESG y están implantando criterios ESG en su propio ADN.

¿Por qué es importante que el inversor apueste por activos sostenibles?

Previo a comentar la importancia de apostar por activos sostenibles, hay que destacar que la razón principal por la que existen es la necesidad de mitigar o adaptar el entorno al cambio climático, así como solventar los riesgos asociados a factores sociales o de gobernanza.

Aun así, sigue siendo importante no olvidar nunca el binomio rentabilidad-riesgo. El inversor debe invertir en aquellos activos que generen mayor rentabilidad a largo plazo, bajo un umbral controlado de riesgos. Precisamente el ESG va de esto, de control de riesgos físicos y de transición que pueden impactar en la evolución futura de las empresas y, por ende, en la rentabilidad que reciben los inversores. 

La sostenibilidad es un factor importante a tener en cuenta, todo indica que aquellas empresas que incorporan la sostenibilidad en su ADN tienen mayor éxito a largo plazo, no solo por tener más acotados esos riesgos, sino también porque se benefician de un menor coste del capital. 

Prueba de ello es el ambicioso Plan de Acción de las Finanzas sostenibles lanzado por la Comisión Europea que busca precisamente que el sistema financiero canalice recursos hacia este tipo de empresas.

Pero como todas las grandes tendencias como internet, inteligencia artificial y ahora ESG, hay que tener cuidado de no invertir en burbujas; ya sabemos que mucho dinero persiguiendo un número limitado de empresas puede terminar mal. Por eso es muy importante que en la decisión de inversión el criterio de sostenibilidad no sea el único y se combine con el criterio “tradicional” del riesgo de crédito.

Ahora bien, cojamos por ejemplo a dos empresas que se dedican a la exploración, extracción y distribución de productos petrolíferos. Una de ellas tiene un plan de transición, invierte parte de su cash-flow en energías alternativas y se compromete con sus accionistas y otros stakeholders a ser neutral en carbón en 2050 con un mapa de ruta especifico y KPI´s ambiciosos. La otra declara que no hay alternativas viables a la energía fósil y sigue su negocio sin grandes cambios. Creo que es muy claro cual tiene mejores perspectivas.

Desde nuestro punto de vista es importante que la transición sea inclusiva y apoye a todos los sectores, ya que es en los menos asociados a la sostenibilidad donde el impacto de embarcar esa transición hacia la descarbonización será más relevante. Tiene más impacto financiar a una acerera en su plan de transición, que únicamente financiar empresas que ya son verdes por el sector en el que operan. 

Desde EthiFinance, pensamos que no solo por ética, sino por rentabilidad a largo plazo, será mejor inversión la empresa que se ha embarcado en una ruta más sostenible, mientras que la otra está condenada a morir.

Por lo tanto, el mensaje al inversor es no tanto invertir en sostenibilidad a ciegas, pues esto puede resultar en potenciales burbujas, sino la importancia de apostar por empresas que están incorporando la sostenibilidad en su negocio dentro de sectores amplios.

¿Cómo tiene que ser el reporting ESG de las empresas para los inversores a día de hoy ¿Se espera que evolucione en el futuro?

Al igual que ocurre con la información financiera, el reporting ESG ha de perseguir ser imagen fiel de la empresa, y para ello debe ser trasparente y contrastable. 

Y este es precisamente uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos. La Comisión europea lanzó en el 2021 la SFDR (Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles) que obliga a la mayoría de los proveedores de financiación a incluir políticas de sostenibilidad en sus decisiones de inversión, aportar una explicación transparente de cómo aplican estas políticas y comunicar el impacto de estas políticas en la sostenibilidad. 

El problema con el que se enfrentan estos fondos es que la CSRD (Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa) que detalla la información no financiera que deben reportar las empresas, no se empezará a aplicar hasta enero de 2024, y no llegará a las empresas medianas hasta dos años más tarde. 

Cabe señalar que el número de empresas implicadas es en torno a 50.000, aunque es cierto que la legislación española -Ley de Transición de Cambio de Climático- ya adelantaba alguno de los cambios que establece la nueva CSRD con respecto a su versión anterior, ya estaban contemplados en España, lo que nos otorga cierta ventaja. 

Más allá del reporting, que es importantísimo, el problema que subyace es el qué y el cómo reportarlo, en definitiva, disponer de unos estándares de reporte. Aunque existen varias iniciativas a nivel internacional, el hecho de que la CSRD haya incorporado este tema y haya delegado en el EFRAG (grupo de expertos independientes europeos que asesoran a la Comisión Europea), la elaboración de unos estándares europeos de reporte (ESRD) es una gran noticia, y su alineación con otros estándares de reporte permitirá la comparabilidad de empresas sometidas a diferentes jurisdicciones. Adicionalmente, el hecho de que los reportes cuenten con una verificación por un auditor o validador independiente y estén firmados por la compañía otorga de transparencia y fiabilidad en la información presentada.

Aquí el mensaje que queremos transmitir desde EthiFinance es que, aunque una empresa pequeña o mediana no se encuentre afectada directamente por esta y otras normas, sí que se verán impactados por extensión, ya que en la medida en la que las empresas impactadas se encuentren entre sus clientes, van a requerirles estos datos para reportarlos. En este entorno, las empresas que antes incorporen la sostenibilidad en su ADN, tendrán una clara ventaja competitiva vs a sus competidores. En definitiva, se produce una reacción en cadena. 

¿Encuentras un mayor interés de las empresas en la ESG? ¿Y de las cotizadas en concreto?

Todas las empresas con las que trabajamos en nuestro día a día están dando máxima atención a mejorar su ESG y vemos un enorme compromiso corporativo de nuestros clientes. En este sentido es loable destacar que, en apenas cuatro años, la práctica totalidad de las empresas de mayor dimensión han implementado los criterios ESG dentro del ADN de las mismas, permeabilizando a todas sus estructuras, desde el Consejo de Administración hasta todos los empleados sea cual sea su función dentro de la organización. Este aspecto es clave, ya que, de lo contrario, la estrategia ESG de la compañía estaría abocada a su fracaso. De hecho, cada vez son más los directivos que tienen asociadas sus retribuciones variables a objetivos ESG.

Pero más allá de la propia estructura organizativa, vemos que muchas empresas, inclusive muchas medianas y pequeñas, se están iniciando en el mundo de la financiación sostenible con el fin de diversificar adecuadamente su estructura financiera y aprovechar, a su vez, la demanda existente en mercado de este tipo de emisiones. Aunque los tradicionales bonos verdes están más ligados a las renovables y tienen que cumplir la taxonomía europea, la categoría de “sustainability linked bond” está disponible a cualesquiera empresas que ponga la sostenibilidad en el centro de su negocio. En esta última categoría nos parece imprescindible el uso de una agencia externa, como EthiFinance, para validar el marco de sostenibilidad de la compañía y confirmar que los KPI´s elegidos son relevantes y ambiciosos, es aquí donde el papel del validador externo cobra especial relevancia con el fin de preservar los intereses de los inversores.

¿Cómo va a cambiar la CSRD la realidad de las empresas?

Aunque inicialmente afecta a empresas con un tamaño sustancial (más de 250 empleados y/o una facturación de 40 millones de euros y/o 20 millones en activos totales), como ocurre con muchas normas europeas que inicialmente incluyen a las grandes empresas, eventualmente los requerimientos se filtraran en mayor o menor medida a las empresas más pequeñas. En este sentido, pensamos que una vez las grandes hayan adoptado estos requerimientos, las pymes también los tendrán que adoptar, aunque quizás con unos requerimientos algo más limitados o adaptados a las particularidades según tamaño y sector. Lo sí que vemos claro es que el propio mercado va a obligar a las empresas a adoptar estas métricas. Con el tiempo, un negocio que no sea sostenible será eliminado del mercado. No es solo una cuestión de clientes, sino de los demás stakeholders (inversores, empleados, proveedores, sociedad).

La obligatoriedad de las normativas y la aplicación paulatina de estas a todo tipo de empresas, así como el propio mercado va a obligar a las empresas a adoptar estas métricas e irse anticipando a estos cambios, los cuales van desde una redefinición de la estrategia sostenible, cambios en métricas/KPIs, recolección de datos y por supuesto, contar con los recursos materiales, tecnológicos y humanos para llevar a cabo estas tareas. Pero más allá de los mercados, no podemos perder de vista que, en un país como España, con un tejido empresarial integrado mayoritariamente por empresas de menor tamaño cuya fórmula de financiación es principalmente bancaria. Dichas empresas podrían ver dificultado -o encarecido- el acceso a esta fuente tradicional por el hecho de no cumplir unos estándares de sostenibilidad. Por ello, nuestra recomendación a las empresas medianas/pequeñas es que deben formular un plan de transición, en un periodo relativamente corto de tiempo (de entre 5-8 años). La empresa que no lo haga, no tendrá acceso a fuentes de financiación o estas serán más caras, lo cual limitará su capacidad de inversión, innovación y generación de empleo y, por tanto, su crecimiento. La regulación y opinión pública seguirán empujando a los Fondos y bancos a incrementar su exposición a la sostenibilidad en perjuicio del resto de empresas. 

¿Cómo está de desarrollado el ESG en España? ¿Sacamos buena nota?

Aunque el ESG está más desarrollado en Francia y países Nórdicos, principalmente porque empezaron antes que nosotros, consideramos que España es el país de Europa que más ha mejorado en los últimos cinco años. Nuestro sector financiero está siendo particularmente ambicioso en financiar la transición económica, lo que favorece mucho la adopción por parte de nuestras compañías. 

Sin embargo, si medimos el avance ESG en Europa a través del cumplimiento de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas, podemos observar que existen áreas de oportunidad, ya que de acuerdo al “European Sustainable Development Report 2022” España se encuentra en el lugar 22, por debajo de Portugal e Italia que tienen la posición 18 y 19, mientras que Finlandia tiene la primera posición.

¿Y el sector de calificación ESG en España cómo se encuentra?

Claramente en sus inicios. Por un lado, existen grandes grupos anglosajones que tenían menos tradición en ESG y han entrado en Europa mediante la compra de empresas europeas de ESG. Tenemos ya pocos grupos europeos relevantes, como es nuestro caso que llevamos casi 20 años en el sector y estamos consolidando el sector mediante el crecimiento orgánico e inorgánico (compra este año de Imug Rating, la empresa de origen alemán más relevante en servicios ESG y Axesor Rating el año pasado) y que tiene como objetivo ser la principal empresa de ratings ESG de origen europeo.

También han surgido una gran cantidad de player locales, en gran parte empresas de servicios de consultoría que han lanzado productos de ESG (SPO´s, due diligence).

Finalmente, a modo general, el mercado sigue estando relativamente fragmentado y es necesaria una mayor consolidación. En este sentido, vemos con buenos ojos la regulación que vendrá en los próximos años (muy probablemente de la mano de ESMA), que exigirá metodologías transparentes, políticas de compliance y validación. Esta regulación es necesaria para evitar el Greenwashing ya que resultará en menos players, pero mucho más profesionalizados y dará más seguridad a la transición hacia la sostenibilidad, en la que estamos todos inmersos.
 

2023-07-25 05:00:01

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