Por primera vez, Audemars Piguet se atreve a combinar el clasicismo y el prestigio del tourbillon volante con la modernidad del cronógrafo flyback, la complicación deportiva por excelencia. Este modelo complejo, disponible en una edición limitada de 50 piezas, exhibe una estética contemporánea junto con elementos arquitectónicos distintivos que ponen de manifiesto el talante innovador […]
Dirigentes Digital
| 07 sep 2020
Por primera vez, Audemars Piguet se atreve a combinar el clasicismo y el prestigio del tourbillon volante con la modernidad del cronógrafo flyback, la complicación deportiva por excelencia. Este modelo complejo, disponible en una edición limitada de 50 piezas, exhibe una estética contemporánea junto con elementos arquitectónicos distintivos que ponen de manifiesto el talante innovador con que la Manufactura reinterpreta la artesanía tradicional.
Este reloj de gran complejidad combina una caja de oro blanco de 18 quilates con un aspecto de diseño arquitectónico tridimensional que difumina la línea de separación entre la esfera y el movimiento. El contraste entre los puentes esqueleto rodiados y galvánicos negros hechos de titanio y plata niquelada aporta al modelo profundidad y un juego de luz único. Tanto el movimiento como los elementos de diseño, que incluyen más de 100 ángulos pulidos a mano, exhiben un meticuloso acabado manual con alternancia de superficies satinadas y arenadas.
Los contadores de cronógrafo transparentes a las 3 y las 9 horas revelan parte del mecanismo complejo, mientras que a las 6 horas se observa la espectacular rotación del tourbillon volante. El realce lacado azul, las agujas de oro blanco azulado y los anillos del cronógrafo le añaden un sutil toque de color, realzado por una pulsera de piel de aligátor azul oscuro cosida a mano.
El complejo cristal de zafiro de doble curvatura, que integra a la perfección la geometría del bisel extraplano, proporciona una perspectiva única de la estética contemporánea y el acabado a mano refinado de la esfera. El fondo de cristal de zafiro revela a través de sus puentes esqueleto satinados y arenados parte del calibre 2952, el último movimiento automático de la Manufactura, provisto de tourbillon volante y cronógrafo flyback. La masa oscilante esqueleto de oro rosa de 22 quilates rodiado combina en armonía con el color de los puentes y la caja.