“Queremos ver el cine español, tenemos curiosidad por conocerlo, lo queremos ver despegar,” dijo Juliette Binoche en una rueda de prensa en San Sebastián, donde el Festival (SSIFF 2022) le concedió el premio Donostia por su carrera como actriz de un cine intelectual y exigente. Como ella, las estrellas de todo el mundo, alojadas en […]
Dirigentes Digital
| 07 dic 2022
“Queremos ver el cine español, tenemos curiosidad por conocerlo, lo queremos ver despegar,” dijo Juliette Binoche en una rueda de prensa en San Sebastián, donde el Festival (SSIFF 2022) le concedió el premio Donostia por su carrera como actriz de un cine intelectual y exigente. Como ella, las estrellas de todo el mundo, alojadas en su gran mayoría en el Hotel María Cristina. Al lado de las maravillosas playas del balneario, han disfrutado una ciudad que les quiere y les trata con mucho respeto. El Festival, que en su 70ª edición lució, casi primera vez en su historia, con un cielo azul y una temperatura agradable durante toda la semana, tiene su centro de operación en el Kursaal, un antiguo casino.
La principal característica diferenciadora del resto de los festivales de cine de la categoría A es la capacidad de atracción de los propios donostiarras y su buena organización como algunos visitantes destacan. Surferos, turistas ajenos al Zinemaldia 2022, como se llama el festival en vasco, se cruzaron con normalidad. Parece que las alfombras rojas delante del Hotel María Cristina y el Kursaal forman ya parte de San Sebastián y no molestan a nadie en su vida diaria.
El SSIF, que está gestionado por una Sociedad Anónima participada de dinero público, se ha convertido, no solamente en una plataforma de difusión para el cine español en general, sino también para el turismo. Después de una crisis financiera dura en 2011, cuando José Luis Rebordinos tomó las riendas, la industria y el comercio local aprovechan ahora esta cita para darse a conocer en el mundo. La contribución del dinero público es limitada y bien medida. Aproximadamente el 50% del presupuesto del SSIFF es público, el resto está formado por patrocinadores privados y la taquilla del festival. El presupuesto supone la mitad de lo que gasta Berlín, Cannes o Venecia. Siendo una ciudad relativamente pequeña es un evento para todos. Así, del 16 al 24 de septiembre se llenaron cines, teatros, hoteles, bares y mucho más importante: se hacía país.
San Sebastián es embajadora de una España abierta, amable y muy moderna. Aunque según el “Informe sobre las oportunidades de los contenidos audiovisuales” elaborado por la consultora PWC, el sector audiovisual no representa ni el 1% del PIB español, supone ya un factor clave en la estrategia marca país, no solamente a nivel cultural. En el SSIFF destacaba también la tecnología de QR que se usaba para controlar las entradas y pases para generar el menor impacto en papel y basura posible.
“La industria de cine español vive un momento dulce”, confirmó Rebordinos en una entrevista. De los más de 40 festivales de cine en España, el SSIFF, sin duda, es que más aporta a una imagen potente, alegre, valiente e innovadora en el sector que no tiene miedo de elegir obras y premiados contra el corriente mediático. El año pasado fue Johnny Depp quien recibió el premio a pesar de ser una persona polémica que vivía un momento duro con la prensa por su relación tóxica con Amber Heard que le acusaba de ser alcohólico, violento y abusador. Rebordinos, no dudó en hacerle un guiño con el premio como hizo con Woody Allen que, en su día, fue criticado por el sector y parte de los medios por su relación amorosa con su hija adoptada, ahora su mujer. En esta edición el Festival ha rescatado el honor de un director austriaco cuya película ha sido eliminada del Festival de Toronto por acusaciones de vulneraciones de las reglas éticas en el trabajo con actores infantiles en su documental dramático “Sparta”. Rebordinos decidió dejar la película en su programa porque la consideraba, desde el principio, una de las mejores obras presentadas para las Conchas de Oro y Plata: “Estoy muy preocupado con algunos temas relacionados con la libertad de expresión, la libertad artística y, sobre todo, el derecho a la presunción de inocencia.”
En relación con la creciente importancia de las plataformas de streaming en España, también a nivel de producción, es curioso que Filmin, por ejemplo, organiza como en el caso de la película chilena “1976” un servicio de comunicación para las productoras. Bastantes películas que estaban en el cartel de SSIFF se venderán luego en esta plataforma cada vez más conocida a nivel internacional por su oferta de cine de autor no tan comercial como Netflix. Rebordinos explicaba el proceso: “Juzgamos las películas producidas por las plataformas con los mismos criterios que las producidas de manera tradicional.
Por otro lado, las nuevas tecnologías nos permiten que todas las ruedas de prensa puedan hacerse en streaming; incluso cuando algún director o parte del equipo de una película no puede venir a San Sebastián, puede conectarse desde donde esté.” Así el SSIFF es, cada vez más, una ventana de marketing para nuevas tecnologías, lo que destacan también algunos de los críticos de cine en sus reseñas.