Por Jorge Mas, CEO de Crearmas
RetailJorge Mas
| 31 oct 2024
Cerrar una tienda es una de las decisiones más difíciles que una empresa puede enfrentar. Para muchos, puede parecer el principio del fin, pero en el mundo del retail, a veces es el primer paso hacia un nuevo comienzo. Lo que a simple vista puede interpretarse como un fracaso, en realidad puede formar parte de una estrategia cuidadosamente diseñada para revitalizar un negocio y llevarlo al éxito.
Con los cambios acelerados en el mercado y el auge imparable del comercio electrónico, las empresas se ven obligadas a replantearse el rol de sus tiendas físicas. ¿Realmente es necesario mantener una amplia red de puntos de venta cuando el consumidor actual está cada vez más inclinado a comprar desde su móvil o su portátil? La respuesta no es sencilla, pero sí clara: reducir el número de tiendas puede ser una táctica clave para adaptarse a la nueva realidad del mercado.
El crecimiento del comercio electrónico ha cambiado las reglas del juego, porque hoy en día, muchos clientes prefieren comprar online por la comodidad y rapidez que ofrece. Grandes marcas como H&M o Zara han entendido que, aunque las tiendas físicas son importantes para la experiencia de marca, el futuro de las ventas pasa por lo digital. Por lo tanto, el cierre de algunas tiendas puede ser parte de una estrategia más amplia para redirigir inversiones hacia una mayor presencia en línea.
Mantener una tienda física es costoso: alquiler, personal, mantenimiento, entre otros gastos. Si una ubicación no está generando las ventas necesarias para compensar estos costes, cerrar puede ser la mejor opción. De hecho, al reducir la red de tiendas, las empresas pueden concentrarse en mejorar la rentabilidad de las ubicaciones más exitosas, optimizando su operación y asegurando una mayor eficiencia en el uso de recursos.
Otra de las ventajas de cerrar tiendas que no están funcionando es que permite a la empresa concentrar sus esfuerzos en mercados con mayor potencial. No todas las ubicaciones son igualmente rentables, y a veces, menos tiendas bien posicionadas pueden ofrecer mejores resultados que una red extensa con puntos de venta subóptimos. La clave está en reorganizarse y redirigir los recursos hacia zonas más estratégicas.
Las marcas también evolucionan, y a veces esto implica redefinir cómo y dónde interactúan con sus clientes. En ocasiones, cerrar tiendas puede formar parte de un proceso más amplio de cambio de estrategia, en el que se busca refrescar la imagen de la marca, optimizar su modelo de negocio o adaptar su presencia física a las nuevas tendencias de consumo. Starbucks, por ejemplo, ha cerrado cientos de locales en mercados saturados para enfocarse en abrir tiendas más pequeñas y adaptadas a las nuevas necesidades de sus clientes.
El mercado actual no es el mismo de hace unos años. La pandemia aceleró muchos de los cambios que ya se venían gestando, como la preferencia por las compras en línea o la búsqueda de experiencias más personalizadas. Para algunas empresas, esto ha significado revaluar su presencia física y ajustar su estrategia de acuerdo con la nueva demanda del consumidor. Si el mercado cambia, la empresa debe cambiar también.
Por supuesto, la clave de una reducción exitosa no está solo en cerrar tiendas, también en cómo se gestiona ese proceso. Las empresas que comunican de manera clara y transparente tanto a sus clientes como a sus empleados suelen lograr una transición más fluida. Es fundamental que, al reducir la red física, las compañías apuesten por mejorar otras áreas, como su experiencia de compra online o su servicio al cliente.
El cierre de tiendas puede parecer, a corto plazo, una medida dolorosa y poco alentadora, pero cuando se realiza con una visión clara y estratégica, puede ser un paso necesario hacia un éxito a largo plazo. Empresas como H&M o Zara ya han demostrado que es posible reestructurarse y salir más fuertes, y lo han hecho apostando por una combinación de innovación, comercio digital y optimización de sus recursos.
A lo largo de mi trayectoria en el sector, he visto cómo decisiones complejas, como reducir la presencia física, pueden ser clave para el éxito. Este tipo de estrategias, aunque difíciles, a menudo resultan ser las más efectivas para fortalecer una empresa y prepararla para el futuro. Si te encuentras frente a la decisión de cerrar una tienda, no lo veas como el final. En muchas ocasiones, puede ser el inicio de una nueva fase de crecimiento y éxito.