La tecnología ha comenzado a verse con otros ojos a raíz de la pandemia. Si en 2019 el 73% de la población consideraba la innovación como algo beneficioso, ahora esta cifra alcanza el 77%. Este es el resultado que se desprende de la pregunta: “¿Cree usted que la innovación es algo positivo o negativo?”, realizada […]
Dirigentes Digital
| 23 mar 2021
La tecnología ha comenzado a verse con otros ojos a raíz de la pandemia. Si en 2019 el 73% de la población consideraba la innovación como algo beneficioso, ahora esta cifra alcanza el 77%. Este es el resultado que se desprende de la pregunta: “¿Cree usted que la innovación es algo positivo o negativo?”, realizada por la Fundación Cotec a 7.251 españoles mayores de edad.
En el marco de la IV Encuesta de percepción social de la innovación en España, el estudio ha detectado una ligera subida en 34 de los 37 segmentos analizados, con excepción del colectivo de los desempleados, en el que se reduce. En general, este aumento viene a confirmar el cambio de tendencia experimentado en el último año, en el que las herramientas digitales se han convertido en una gran aliada en todos los sentidos. Tanto es así, que cada vez son más los que depositan esperanzas en el cambio tecnológico como “generador neto de empleo”. En concreto, un 50,2% considera que la transformación digital será capaz de absorber la destrucción de empleo, con la creación de otros nuevos. Antes de la llegada de la COVID-19, el porcentaje era del 48%. Tan solo empeora en el grupo de los parados, estudiantes y residentes en municipios con menos de 2.000 habitantes.
El cierre de fronteras y la práctica paralización de las economías de manera intermitente desde la pasada primavera han puesto a examen la capacidad productiva de los países, sacando a relucir las deficiencias. A este respecto, los ciudadanos españoles tienen la impresión de que este país es de los “menos avanzados” de la Unión Europea en el ámbito de la innovación. Hace dos años consideraban que estaba en la media del continente. Esta idea se ve refrendada por el hecho de que detectan “poca cultura de innovación” (74% en 2020, frente al 66% en 2019), con un deterioro de ocho puntos porcentuales (del 47% al 39%) en la concepción de las grandes empresas como pioneras en avances tecnológicos. Cabe destacar que, pese al esfuerzo de los últimos años por incrementar la inversión en I+D+i, esta partida sigue representando una ínfima parte del gasto presupuestario.
En este contexto, el coronavirus ha alterado las preferencias de la ciudadanía en políticas de gasto, con sanidad a la cabeza. De una puntuación de cero a cinco puntos, otorgan a esta área 4,4 puntos, por delante, incluso, de educación (3,5), pensiones (2,9), I+D+i (2,6) o cultura (1,9). En último lugar se encuentran medioambiente (1,6), infraestructuras (1) y defensa y seguridad (0,6).
Si bien el 66% asegura que la sociedad no se está preparando correctamente para ese futuro tecnológico, esta cantidad es 13 puntos inferior a la recabada en la edición anterior, lo que se traduce en que los avances no se materializan al ritmo deseable. Esto ha redundado en el hecho de que la parte de población activa que manifiesta estar preparada para competir en el mercado laboral del futuro se ha reducido. Mientras que en la vida pre-COVID ascendía al 64,4%, en la nueva normalidad se sitúa en el 59,6%, siendo el grupo sin empleo, los trabajadores no cualificados, individuos con ingresos inferiores a la media y aquellos de entre 45 y 64 años los más pesimistas acerca de sus perspectivas laborales.