La gestión pasiva se está abriendo camino poco a poco en España, donde solo tiene un 2% de cuota de mercado frente al 33% de Estados Unidos, al 31% de Asia y al 19% de Europa. Quizá por ello, este estilo de gestión es un gran desconocido para la mayoría de los inversores españoles. ¿Cuál […]
La gestión pasiva se está abriendo camino poco a poco en España, donde solo tiene un 2% de cuota de mercado frente al 33% de Estados Unidos, al 31% de Asia y al 19% de Europa. Quizá por ello, este estilo de gestión es un gran desconocido para la mayoría de los inversores españoles.
¿Cuál es la clave?
La gestión pasiva es atractiva para los inversores por dos cosas: está ofreciendo mejores rentabilidades y tiene unas comisiones más bajas que los fondos de gestión activa. “Lo que sí tengo claro es que la opción de la gestión pasiva es mucho más fácil de aplicar para el inversor particular que la de la gestión activa. Es más fácil elegir un “buen” fondo pasivo que un “buen” fondo activo”, comenta Fernando Luque de Morningstar.
En el caso de la rentabilidad, los datos son bastante claros. En la rentabilidad acumulada en el periodo 2009-2018, la gestión pasiva del S&P 500 fue del 287%, frente al 210,9% de la gestión activa, esto supone que en diez años la gestión pasiva ha generado una rentabilidad de hasta un 76,1% por encima de la gestión activa. En otros mercados, como el S&P Eurozone BMI, la rentabilidad de la gestión pasiva fue un 18,1% superior en el mismo periodo de tiempo.
Crecimiento
El volumen de activos gestionados a nivel mundial por parte de las dos estrategias de inversión ha evolucionado de manera similar en término absolutos: un crecimiento de 7,8 billones de dólares acumulados por la gestión pasiva y 7,9 billones de crecimiento en activos para la gestión pasiva. Sin embargo, cabe destacar cómo la gestión pasiva ha captado un volumen significativamente superior a la gestión pasiva en términos relativos. Entre 2008 y 2018, los activos bajo gestión por parte de la gestión pasiva, fue casi 10 veces superior a la gestión activa, un crecimiento acumulado del 397,65% frente al 43,25% de la gestión activa. En términos de volumen de activo gestionados, la gestión pasiva ha crecido 4,7 veces más rápido que la gestión activa en la última década.
El 74,2% de los activos atesorados por la gestión pasiva a nivel mundial están domiciliados en Estados Unidos, siendo Europa el segundo mercado con el 14,32% y Asia el tercero con el 5,76%. En Europa, el crecimiento de la gestión pasiva ha sido 10 veces superior al de la gestión pasiva.
“Los defensores de los fondos índices y de los ETFs argumentan que pocos fondos de gestión activa baten a sus índices de referencia a largo plazo. Y tienen razón”, comenta Luque. “Al realizar estas comparativas entre gestión activa y pasiva, consideramos que todo lo que no es pasivo es, por definición, activo. Error. Hay muchos fondos que cobran comisiones como si fueran fondos activos, pero que se limitan a seguir más o menos de cerca el índice de referencia. Son los denominados closet indexers”, añade.