Ahora que las aguas vuelven lentamente a su cauce, creemos que la renta variable europea es atractiva por dos razones principales: su diversificación y una atractiva valoración. Hay que tener presente que se trata de un tipo de activo mucho menos dependiente de Europa -y sus obstáculos políticos y económicos- de lo que parece. La […]
Ahora que las aguas vuelven lentamente a su cauce, creemos que la renta variable europea es atractiva por dos razones principales: su diversificación y una atractiva valoración. Hay que tener presente que se trata de un tipo de activo mucho menos dependiente de Europa -y sus obstáculos políticos y económicos- de lo que parece.
La renta variable europea se caracteriza por unos ingresos ampliamente diversificados
Apenas un tercio de los ingresos generados por las empresas cotizadas europeas procede de la región (gráfico 1). Los mercados emergentes y EE.UU. representan porcentajes de beneficios prácticamente idénticos, por lo que se puede afirmar que el MSCI Europe es un índice verdaderamente internacional. En contraposición, en el índice S&P 500 vemos una dependencia mucho mayor del mercado interno estadounidense. En términos absolutos es evidente que la economía estadounidense es más grande, pero atendiendo al riesgo de los ingresos, la diversidad de los beneficios es una ventaja atractiva y a menudo minusvalorada que ofrece la inversión en Europa.
El índice MSCI Europe está mucho más diversificado que el S&P 500 gracias a la presencia de muchas multinacionales líderes
Europa está modificando su perfil
Aunque a la bolsa europea le faltan las empresas de alto crecimiento que han impulsado a la bolsa estadounidense durante los últimos años (por ejemplo las FAANG), muchas de las empresas europeas más grandes se caracterizan por un crecimiento de baja volatilidad, balances estables y buenas rentabilidades por dividendo. Pese a que la región podría carecer de los líderes tecnológicos con que cuenta EE.UU., los valores sanitarios y de consumo han pasado a una posición de dominio mientras que los pesos pesados tradicionales, como petroleras y telecos, han reducido su peso en el índice MSCI Europe. Este giro es fruto de un entorno de crecimiento bajo y tipos de interés también bajos. Como el crecimiento de los beneficios ha resultado más difícil de encontrar tras la gran crisis de 2008, las empresas que ofrecen un crecimiento constante se han visto recompensadas.
Ahora existen muchas multinacionales líderes que tienen su sede o su mercado de cotización en Europa y se benefician de la calidad supervisora y la liquidez que caracteriza a la región: GlaxoSmithKline, Nestlé, Roche o SAP son valores globales que cotizan en Europa pero obtienen gran parte de sus ingresos fuera de la región.
Las valoraciones siguen siendo atractivas
La prima de riesgo de la renta variable europea alcanzó en marzo niveles tan elevados como durante la crisis mundial de 2008 y la europea de 2012. Aunque resulta imposible acertar con los tiempos del mercado, las acciones europeas no habían sido tan atractivas, frente a la deuda europea, en casi una década (gráfico 2).
Además, la renta variable europea no solo aparece como barata en términos absolutos: la brecha entre las primas de riesgo de EE.UU. y Europa se ha ampliado durante la última década, ya que la bolsa estadounidense se ha comportado mejor y las valoraciones entre las regiones se han ampliado. Dada la naturaleza verdaderamente internacional del mercado europeo y la calidad de muchos valores líderes mundiales, el desajuste es extremo. Las acciones europeas no solo están baratas; también son atractivas comparadas con sus homólogas estadounidenses.
Las acciones europeas están baratas frente a los bonos y son más atractivas que las estadounidenses
Un paraíso para los expertos en selección de valores
En Fidelity, la fuerza de nuestra oferta en renta variable europea reside en nuestro análisis fundamental, que nos permite identificar ganadores a largo plazo que el mercado no valora correctamente. Los periodos de volatilidad extrema, que son devastadores en términos absolutos, también pueden provocar fuertes oscilaciones en el valor que se asigna a una acción. Los gestores activos pueden utilizar los periodos de pánico y los fuertes desajustes de precios que generan para comprar acciones de empresas por debajo de su valor intrínseco, el factor último que determina la rentabilidad a lo largo del tiempo.
Pienso que ha llegado el momento de centrarse en encontrar a esos ganadores a largo plazo que han caído con fuerza pero pueden sobrevivir a la crisis y surgir de ella en una posición competitiva más sólida. Allí donde las empresas hayan sufrido una fuerte revisión a la baja de su valoración por motivos erróneos -como el país donde cotizan si eso tiene una correlación escasa con el lugar donde se generan los ingresos-, existen verdaderas oportunidades para comprar negocios de calidad a precios muy bajos. La volatilidad implica que el análisis fundamental brinda aún más oportunidades para aportar valor relativo.