La inflación es uno de los fenómenos económicos que ha mantenido la atención de economistas, gobiernos y de los propios ciudadanos durante los últimos tiempos. Se trata del aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios y en los últimos meses ha llegado a tocar cifras récord de doble dígito. Como señala […]
La inflación es uno de los fenómenos económicos que ha mantenido la atención de economistas, gobiernos y de los propios ciudadanos durante los últimos tiempos. Se trata del aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios y en los últimos meses ha llegado a tocar cifras récord de doble dígito.
Como señala Cristina Noguera, profesora de EAE Business School, el enorme y rápido crecimiento de la tasa de inflación en Europa ha sido la máxima preocupación del Banco Central Europeo en el último año.
“Teniendo en cuenta que la máxima prioridad del BCE es garantizar la inflación en un tope del 2%, la repentina subida de los precios en la zona euro, ha llevado a este organismo a poner en práctica todos sus mecanismos disponibles en materia de política monetaria, entre ellos, sin duda, el más destacado, el incremento de los tipos de interés, que tradicionalmente, ha implicado a medio plazo, el efecto inverso en las tasas de inflación”, desarrolla la profesora.
Durante los meses recientes hemos visto como las políticas monetarias restrictivas de los banqueros centrales han mostrado sus efectos y las altas tasas de IPC han comenzado el camino del descenso.
Sin embargo, el reciente incremento del precio del petróleo, sumado al conflicto de Oriente Medio que puede provocar nuevos repuntes en la materia prima, ponen en riesgo el buen comportamiento que parecía que estaba adoptando la inflación.
“Varios factores como los actuales conflictos bélicos en suelo europeo, o las restricciones en la producción de crudo, entre otros, podrían tener impactos puntuales, pero relevantes en ese proceso de control de precios”, apostilla Noguera.
En el caso de la eurozona, la tasa de septiembre se situó en el 4,3%, su nivel más bajo desde el pasado mes de octubre de 2021, lo que fue una grata sorpresa ya que en agosto el IPC general estuvo en el 5,2%. El retroceso del dato se debió principalmente a los efectos de base en el sector energético, ya que los precios de la energía cayeron un 4,7% en el mes de septiembre.
En cuanto a la inflación subyacente en la eurozona, por primera vez cayó del 5% y todo apunta, a que la inflación general podría moverse en el entorno al 3% hacia finales de año, aunque no se puede descartar que las presiones sobre los precios sigan siendo elevadas.
Martin Wolburg, economista senior de Generali Investments, considera que la subida de los precios del petróleo podría contribuir a una nueva escalada en la inflación, a partir del mes de diciembre.
“Esperamos que la última subida del precio del petróleo provoque algunas oscilaciones en los datos de inflación”, añade el experto de Generali Investments, sin embargo, “al final vemos la senda de desinflación intacta y la inflación cayendo hacia el 3% interanual a finales de año, de modo que no surja la necesidad de una nueva subida de los tipos de interés oficiales del BCE”, apostilla Wolburg.
Para Josep Prats, gestor de Abante European Quality, “la atención del mercado está centrada en la evolución de la inflación subyacente”
Esta inflación que proviene de la demanda y del consumo de las familias “es la que preocupa” y puede venir “por el incremento de los salarios o por el incremento del endeudamiento”, señala Prats.
“Con unos tipos de interés del BCE que van a consolidar un euríbor en niveles por encima del 4% durante varios trimestres, no es previsible que las familias pidan deuda para consumir más”, explica Josep Prats.
Además, aquellas familias que ya están endeudadas van a consumir menos, contribuyendo con ello a la disminución de la inflación. Sin embargo, si los sueldos siguen subiendo en el caso de las familias no endeudadas, “la contención de la inflación será más difícil”, añade el experto de Abante.
En este sentido, el experto de Abante, considera que solo cuando la inflación subyacente se sitúe por debajo del 3% podemos esperar que “se relaje la política de tipos del BCE” y para ello previsiblemente “tendremos que esperar como mínimo un año”.
Si la inflación no perpetúa su tendencia a la baja “el Banco Central Europeo, acompañado de todas las instituciones vinculadas al mismo, no van a dudar en seguir aplicando todas las medidas de política monetaria a su alcance para lograr ese objetivo de tope de tasa de inflación del 2%", considera la profesora de EAE.
Según prevé César González, director financiero de Avanza Previsión, entidad aseguradora perteneciente al Grupo Mutualidad de la Abogacía “los bancos centrales seguirán manteniendo tipos elevados por lo menos hasta mitad del año próximo sin descartar alguna subida adicional en las próximas reuniones”.
La tasa general de la inflación española salió en el 3,5% para el mes de septiembre. Con ello, la evolución de la inflación en España perpetúa la nueva tendencia al alza, tras abandonar el rumbo bajista en el mes de julio, al resultar nueve décimas superior a la registrada durante el mes de agosto. Por su parte, el IPC subyacente de septiembre repuntó hasta el 5,8%.