Al contrario de lo que mucha gente suele pensar, no es cierto que nos encontremos en uno de los momentos más convulsos de la historia de la humanidad. En todas las épocas se viven transformaciones. Prueba de ello, fue el cambio de siglo o el impacto que tuvo para la economía europea la llegada del […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 14 feb 2022
Al contrario de lo que mucha gente suele pensar, no es cierto que nos encontremos en uno de los momentos más convulsos de la historia de la humanidad. En todas las épocas se viven transformaciones. Prueba de ello, fue el cambio de siglo o el impacto que tuvo para la economía europea la llegada del euro poco más tarde. Sin embargo, en la actualidad se está produciendo lo que algunos expertos denominan como cambio de época, tal y como también ocurrió durante el Renacimiento, la era Gutenberg, la Segunda Revolución Industrial o la llegada del hierro y del bronce.
En este sentido, todo cambio de época tiene asociado una transformación cultural, íntimamente ligada con el desarrollo humano y la forma en la que las personas se muestran ante las acciones cotidianas del día a día. Esta idea representa una de las principales tesis de Bienvenidos a la revolución 4.0, donde su autor, Fernando Botella, explica que la metamorfosis actual viene dada por la llegada de la nueva normalidad, un término acuñado allá por 2016 y que el CEO de Think & Action también introdujo en su libro en 2018, antes de la llegada del virus.
Bajo esta premisa, el surgimiento de este escenario tiene que ver con otra forma de entendernos y de entender la sociedad, de relacionarnos entre los seres humanos y donde la tecnología juega un papel protagonista como responsable de este cambio. Así, esto se extiende también a las fórmulas de organización dentro de las empresas, donde el experto apunta que los dirigentes tendrán que prestar atención a aspectos como el planteamiento de su liderazgo o las formas de trabajo dentro de sus equipos.
“La historia es como una puerta giratoria que da muchas vueltas y que unas veces se posiciona en un lugar y otras en otro donde ya estuvo”, comenta Botella para justificar que la transformación que se está produciendo actualmente alberga un componente cíclico y otro acumulativo. Para entenderlo, pone como ejemplo una espiral que cada vez es más rápida y más grande. De este modo, lo que diferencia este cambio de época de otros que se produjeron en el pasado es su ritmo, del que también destaca su crecimiento exponencial.
Es decir, “ahora todo va cada vez más rápido”, lo que implica que no seamos capaces de “ser conscientes de todo lo que está pasando”. En otros momentos era necesario más tiempo para que se produjera una aceptación social, mientras que las características que sobresalen en este momento son la hiperrapidez y la aceleración. Y esto tiene dos consecuencias: la dificultad en la asimilación cultural y el hecho de que las resistencias que aparecen al cambio también son más grandes.
¿Y cómo afectan estos cambios a las empresas? El experto declara que para que estas alcancen el éxito existen tres líneas fundamentales que deben tener en cuenta y que están íntimamente ligadas con la innovación, el talento y las nuevas habilidades. En relación con el desarrollo de la primera de ellas, Botella afirma que se trata de un ámbito que engloba diferentes aspectos de este cambio cultural, ya que “las decisiones se toman desde otra perspectiva”. Por ello, se asume más el riesgo, se permite o se debe permitir más el error y, de igual manera, también se crece de forma más rápida desde dichos fallos, que ahora también implican menos costes.
En segundo término, la gestión del talento ha tomado otro cariz y el sentido de pertenencia ha dado un paso adelante: “Nadie está en una empresa para toda la vida”. Por ello, el autor de Bienvenidos a la revolución 4.0 sostiene que los dirigentes deben tener presente esto a la hora de contratar y potenciar las competencias de sus trabajadores dentro de la organización. Por último, el desarrollo de nuevas habilidades está relacionado con un término conocido como CR: creatividad y resiliencia, así como con la capacidad de “crear, probar cosas nuevas y evolucionar” dentro de las empresas.
“Las familias empresarias de éxito tienen unos valores abiertos al cambio”