El exponencial incremento de la incidencia de COVID-19 en España y su repercusión internacional entorpecen la tan ansiada reactivación turística prevista para este verano. Según ha asegurado el vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda, esta situación ha derivado en un “frenazo de las reservas” por parte de los mercados extranjeros. No ocurre lo mismo en […]
Dirigentes Digital
| 14 jul 2021
El exponencial incremento de la incidencia de COVID-19 en España y su repercusión internacional entorpecen la tan ansiada reactivación turística prevista para este verano. Según ha asegurado el vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda, esta situación ha derivado en un “frenazo de las reservas” por parte de los mercados extranjeros. No ocurre lo mismo en el caso del turista nacional, con una fuerte demanda en determinadas regiones, como la zona norte.
Con todo ello, el informe trimestral que elabora el principal lobby del sector recoge una caída del PIB turístico para este verano del 34,9% con respecto al periodo estival del 2019. Si bien la cifra es más positiva que la del tercer trimestre de 2020, cuando se registró un hundimiento del 58,4%, la estimación es “ligeramente peor” a la proyectada en el anterior estudio, cuando se situaba en el -33,9%. El citado porcentaje supondría generar una actividad total directa e indirecta de casi 38.000 millones de euros, por encima de los 24.301 millones del año pasado, pero por debajo de los 58.372 millones generados en el mismo trimestre de 2019.
Al margen de los nuevos rebrotes “que podrían desvirtuar estas previsiones y a pesar del “gran comportamiento” de la demanda interna, desde la organización matizan que en esta corrección a la baja han influido factores como el retraso del inicio de la llegada de británicos, así como la tendencia “a la ralentización ya acusada en el ritmo de reservas” del mercado francés, alemán e italiano, cuyos Gobiernos han desaconsejado pisar suelo español. “Atravesamos desde hace diez días por un escenario muy volátil, que, a modo de montaña rusa, está lleno de vaivenes e imprevistos de signo contrapuesto, que dificultan predicciones a corto sobre la posible evolución del verano y que pudieran empeorar las estimaciones que siguen”, precisan.
Cabe destacar que la “embalsada y latente” demanda tanto interna como externa con “crecientes deseos por viajar” no se ha llegado a materializar durante el segundo trimestre, al haberse mantenido las restricciones a la movilidad interna hasta el pasado 9 de mayo, en línea con las limitaciones decretadas en los países del entorno. Esta circunstancia ha llevado a cerrar con un nuevo desplome del 69%, marcado por una ligera tendencia de reactivación durante el pasado mes de junio, que podría marcar un punto de inflexión hacia el terreno positivo, todavía sujeto “a vaivenes e incertidumbres”.
Así, se espera que sean los españoles quienes tiren del turismo, frente al visitante internacional, que tardará algo más en llegar, siempre y cuando las nuevas cepas de COVID-19 no generen nuevas limitaciones a la movilidad u obliguen a restringir actividades esenciales de ocio. Estos condicionantes unidos a la vacunación, a un contexto de acumulación de ahorro y a unas “buenas perspectivas” para el consumo, conducen a un cuarto trimestre “mejor de lo previsto”, que permitirá cerrar el año con un descenso de actividad del 46,9%, esto es, 72.514 millones de euros menos.
De esta manera, el principal motor económico hasta la irrupción de la crisis sanitaria generaría 81.973 millones de euros en el conjunto de 2021, frente a los 53.508 millones de 2020 y los 154.487 del último ejercicio completo sin COVID-19.
El turismo lleva quince meses consecutivos en caída libre, con unas pérdidas acumuladas en ingresos de 150.000 millones de euros, la misma cantidad que generó a lo largo de todo 2019 y 527.000 trabajadores afectados (245.000 en ERTE y 280.000 personas menos afiliadas a la Seguridad Social).