La economía española parece no resentirse a consecuencia de los últimos acontecimientos políticos y económicos. El cambio de gobierno no ha impedido que el Producto Interior Bruto mantenga el pulso del primer trimestre, en una tasa del 0,7%, según predice el Banco de España (BdE). No obstante, alerta de algunos riesgos que podrían haber debilitado […]
NacionalDirigentes Digital
| 27 jun 2018
La economía española parece no resentirse a consecuencia de los últimos acontecimientos políticos y económicos. El cambio de gobierno no ha impedido que el Producto Interior Bruto mantenga el pulso del primer trimestre, en una tasa del 0,7%, según predice el Banco de España (BdE). No obstante, alerta de algunos riesgos que podrían haber debilitado el ritmo de crecimiento en los últimos meses del trimestre.
En cuanto al contexto político, el BdE señala que el escenario favorable “está sometido a las incertidumbres” que causarán las políticas económicas domésticas. Esto es a resultado de la “configuración de fuerzas parlamentarias” que pueden dificultar la actividad legislativa del nuevo gobierno de Pedro Sánchez.
En cualquier caso, el Banco de España apunta a la “fortaleza de la demanda interna”, en particular del consumo privado, que ha mantenido “ritmos elevados de avance”. Todo ello vendría sostenido por la “mejora sostenida del empleo”, que favorece el aumento de la renta disponible para los hogares y, en consecuencia, para el gasto.
La nota discordante dentro de ese buen momento económico vendría por el repunte de la inflación. El organismo señala que “podría haberse producido un cierto debilitamiento del consumo” y una “pérdida del poder adquisitivo” derivado del aumento de los precios.
Con respecto a los próximos meses, el BdE es optimista y cree que la fase alcista continuará. El contexto estará marcado por el “tono expansivo de las políticas de demanda”, y también por la “trayectoria favorable de la economía mundial”. A pesar de ello, la tendencia de crecimiento podría moderarse a consecuencia del alza de los precios del petróleo, como ya publicó DIRIGENTES.
También señala la contención del crecimiento en los mercados exteriores, y el “atemperamiento” del impulso expansivo monetario del Banco Central Europeo como causas de la desaceleración del crecimiento. De esa manera, aunque el PIB de este 2018 crecería un 2,7%, los siguientes años tendría crecimientos más reducidos, del 2,4% en 2019 y del 2,1% en 2020.