Después de la semana pasada Emmanuel Macron debe ya echar mucho de menos sus tiempos relativamente tranquilos en el sector de la banca de inversión. El presidente francés tiene un proyecto de reforma para Francia y Europa que provoca mucho recelo, no solamente en su propio país. Sus iniciativas valientes no son bien vistas entre […]
NacionalDirigentes Digital
| 15 jul 2019
Después de la semana pasada Emmanuel Macron debe ya echar mucho de menos sus tiempos relativamente tranquilos en el sector de la banca de inversión. El presidente francés tiene un proyecto de reforma para Francia y Europa que provoca mucho recelo, no solamente en su propio país. Sus iniciativas valientes no son bien vistas entre algunos de sus compañeros ni en los partidos más populistas y tradicionalistas. Macron no se puede clasificar y esto irrita a muchos. Por un lado, exige unas fuerzas armadas europeas, y en el otro lado siempre defiende sus intereses económicos nacionales.
Además, se cuestiona su integridad por los muchos escándalos que atraviesa su gobierno y él mismo. Así la semana pasada Macron estuvo otra vez al borde de la crisis. El ministro de Transición Ecológica y Solidaridad François de Rugy era criticado por haber encargado obras generosas de rehabilitación en su residencia oficial y por haber organizado múltiples cenas de lujo. Claro todo pagado con impuestos. Ya ha dimitido. Así Francia va ahora por el tercer ministro de medio ambiente. Las altas facturas que pasa al pueblo persiguen a Macron desde su inicio en 2017 como presidente de la República. Se le criticaba a él y a su mujer entre otras cosas por gastar demasiado en peluquería y maquillaje.
Pero esto para Macron es poca cosa comparado con el movimiento de los chalecos amarillos, que han provocado que Macron ya esté en mínimos de popularidad. En mayo de 2017 se impuso en las presidenciales con el 66,1 % de los votos sobre Marine Le Pen, quien alcanzó el 33,9 %. Y así a los 39 años, se convirtió en el presidente más joven de la historia francesa, pero dos años después su popularidad se ubica en solamente un 24%. A nivel europeo también pierde amigos.
En España no ha gustado que Macron, después del cierre del acuerdo de libre comercio con los países del Mercosur, exigía en las últimas semanas varias veces cambios en el tratado, junto con los primeros ministros de Irlanda, Bélgica y Polonia. Aunque Macron dice que es por tema del cambio climático, es más bien por el aumento de las importaciones de vacuno latinoamericano – una amenaza directa para la agricultura francesa. “La agricultura brasileña es una máquina para exportar”, escribe el periódico francés Les Echos.
El estado francés necesita dinero y tiempo
En este contexto delicado para Macron y el proyecto europeo surge la rebeldía francesa también contra EEUU e Italia. No solamente que la activista alemana Carola Rackete va a recibir la condecoración “Médaille Grand Vermeil de la Ville de Paris”, mientras en Italia la ven como una persona que ha vulnerado la ley. Macron también se levanta en solitario sin el apoyo de sus socios europeos contra las empresas digitales americanas. Sin ponerse de acuerdo con la UE introduce el impuesto GAFA (Google, Amazon, Facebook, Apple).
Esta tasa se refiere en gran medida a estas grandes empresas y por esto se llama así. La idea es tributar sus ventas de publicidad en Internet, la venta de datos y su uso y la creación de redes de clientes. Todo esto ahora no está incluido en la tributación. Pero Ursula von der Leyen, la nueva presidenta de la Comisión Europea y la candidata favorita de Macron, ha dicho en su discurso ante el parlamento europeo que también quiere este impuesto para poder con ello financiar, entre otras cosas, más igualdad social.
Los grupos que solo venden sus propios productos a través de Internet no cuentan. A partir del 1 de enero de 2019, se aplica un impuesto del tres por ciento de manera retroactiva a las grandes plataformas digitales, quiere decir solamente a corporaciones digitales que generan más de 25 millones de euros en ingresos digitales por año en Francia, 750 millones en todo el mundo.
También medios franceses como “La Tribune” hablan de un proteccionismo francés. Sin embargo, el diario alemán Handelsblatt cree que GAFA era una concesión de Macron a los chalecos amarillos. El ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, presentó en marzo el proyecto en el Gabinete y ahora está decidido. Esta nueva tasa proporcionará al Tesoro francés 400 millones de euros de ingresos fiscales adicionales en 2019, el año próximo 650 millones de euros.
Una ayuda para reducir la deuda estatal que ascendió al 99% del PIB en 2018, contra el 55,8% al final de 1995 y el 66,8% en vísperas de la crisis de 2008. “Francia tiene ya un problema grande de deuda”, alerta el economista Javier Rivas. Igual que Alemania, Francia tiene que hacer grandes reformas para poder seguir compitiendo a nivel mundial y “reducir su estructura estatal para poder bajar la deuda”, dice Rivas que cree que el avance francés podría traer más movimiento a nivel de la UE en este asunto.