Incertidumbre y negocios son antónimos. Lo que busca un dirigente es tener todas las certezas posibles para poder anticiparse a los cambios. Por eso, desde el año pasado todo tipo de empresas están instaladas en una intranquilidad constante. La aparición de una nueva variante del coronavirus o los problemas en la cadena de suministro alteran […]
BancaDirigentes Digital
| 29 nov 2021
Incertidumbre y negocios son antónimos. Lo que busca un dirigente es tener todas las certezas posibles para poder anticiparse a los cambios. Por eso, desde el año pasado todo tipo de empresas están instaladas en una intranquilidad constante. La aparición de una nueva variante del coronavirus o los problemas en la cadena de suministro alteran los planes de las empresas y también de las autoridades, incapaces de presentar un plan sólido en el tiempo.
Eso es lo que viene ocurriendo con la política de los bancos centrales, ideada para un escenario concreto de debilidad económica y en el que la recuperación es una prioridad. Los diferentes estímulos puestos en marcha contribuyen en teoría a que la inflación cabalgue hacia máximos de los últimos treinta años, como ocurre en el caso de España. Por eso, los bancos observan cómo la política monetaria puede darse un vuelco más pronto que tarde, frente a la idea de que las medidas actuales podían extenderse durante esta década.
En varios encuentros del sector financiero que se celebraron este lunes, los principales actores presentaron sus dudas con respecto al futuro cercano. Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, admitió que hay “un grado de variabilidad en 2022 elevadísimo”. “Puede haber un escenario u otro bastante diferente”, vaticina Gortázar, confirmando que la verosimilitud de las predicciones es dudosa.
En principio, el BCE plantea que la inflación puede ser transitoria, pero ello depende de otros aspectos que escapan a su control, como el impacto en la economía real de que se paren las cadenas de suministro. En la opinión del CEO de CaixaBank, lo mejor es “tomar una decisión prudente como entidad financiera”. En esa línea, cree que “esto no ha acabado”, en relación a la pandemia, por lo que aconseja mantener bloqueadas las provisiones que hizo el sector en 2020 para hacer frente a posibles impagos.
La misma opinión tiene en ese aspecto María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, se muestra confiada en que no habrá un gran aumento de la morosidad. Con todo, se inclina a pensar que sí que habrá un leve repunte. Dancausa defiende que el sector se puede hacer responsable de sus acciones, pero no de la de las empresas que financia, por eso dice que “todos los préstamos con aval del ICO se dieron con criterios rigurosos”, independientemente de si las empresas consiguen salir adelante o no.
Su homólogo en Banco Santander, José Antonio Álvarez, también habla de una “inflación temporal”. No obstante, añade que ya ha habido reacción por parte de los bancos centrales en diferentes mercados como los de Brasil, México, Chile, Polonia e incluso Reino Unido, mientras que la Reserva Federal debate si debe reaccionar o no. Por el contrario, el Banco Central Europeo mantiene su idea de influir en las expectativas: insiste en que la inflación volverá al 2% el año que viene. Por tanto, en el caso del euro, “es improbable que haya subida de tipos en 2022”, remarca Álvarez.
Para Álvarez, los bancos centrales cuentan con una “credibilidad muy alta” para manejar este supuesto aumento puntual de los precios. De hecho, un golpe de timón del BCE supondría dar la vuelta por completo a su política actual, dado que “todavía los bancos centrales están comprando bonos”, dice el CEO del Santander.
Por su parte, el consejero delegado de Banco Sabadell, César González Bueno, coincide con la visión de que el panorama comienza a modificarse. “Empezamos a hablar de unas expectativas de subidas moderadas de tipos” explica González Bueno, lo que para el sector representa un entorno “mucho más favorable”. Mientras, el presidente de Kutxabank, Gregorio Villalabeitia, hace notar que “los intereses negativos son lo peor que puede pasar para la banca comercial”.
Durante la mañana, los dirigentes se han referido a la emergencia de las criptomonedas y al interés que despierta en extensas capas de la sociedad. Gortázar afirma sentirse preocupado por el tamaño que acumula el mercado de los criptoactivos, entre 2 y 3 veces mayor que el tamaño que representaba Lehman Brohters. “No tengo criptomonedas porque no entiendo cuál es el valor intrínseco”, admite Gortázar, quien ve un “riesgo de inestabilidad importante” en estos activos.
González Bueno incidió en que este tipo de instrumentos puentean los esfuerzos del sistema financiero para evitar el blanqueo de capitales. “Creemos que entraña grandes riesgos”, dice el consejero delegado de Sabadell, quien descarta la entrada del banco en este mercado: “No tenemos apetito por participar en esa actividad que no vemos clara”.
Con respecto a la posibilidad de que haya nuevas fusiones, Gortázar cree que continuará habiendo necesidad “de ser eficiente” y que “la integración va a estar ahí como opción”, aunque haya otras. Por su parte, González Bueno aclara que “la concentración ya es elevada y los jugadores están en una situación razonable”.