En apenas veinte años, el nuevo milenio ha dejado dos grandes crisis. Tanto la que comenzó en 2008 como la actual, provocada por el contagio masivo de un nuevo coronavirus, han tenido un carácter global, aunque las particularidades de cada economía han influido en la evolución que han sufrido los países. En el caso de […]
DeudaEn apenas veinte años, el nuevo milenio ha dejado dos grandes crisis. Tanto la que comenzó en 2008 como la actual, provocada por el contagio masivo de un nuevo coronavirus, han tenido un carácter global, aunque las particularidades de cada economía han influido en la evolución que han sufrido los países.
En el caso de España, el sector inmobiliario y de la construcción sufrieron el golpe en primera persona, se paralizaron y arrastraron consigo a la banca, que había sobrevalorado el potencial del sector. El resultado fue que la morosidad se elevó en 2014 al 13,6%, un nivel que no se había visto en los 18 años anteriores. La secuencia es lógica: los negocios se paralizan, los trabajadores pierden sus empleos y sus deudas y préstamos se quedan sin pagar.
Eso fue lo que sucedió a grandes rasgos en la anterior crisis. En la actual, el panorama es el opuesto. El ratio de mora se encuentra en el entorno del 4,5%, una tasa “históricamente baja”, tal y como la describe Francisco Álvarez, director de Strategic Transactions and Client Relations en Kruk España. Su compañía se dedica a la gestión de deuda de entidades financieras, y también cuenta con una cartera propia, por lo que conoce de cerca este ámbito.
La diferencia de esta crisis con aquellas tiene que ver con la red de protección que se ha establecido desde el comienzo de la pandemia. Para Álvarez, los ERTE, las moratorias y los préstamos avalados por el ICO “han paliado lo que podría estar pasando”. Desde su punto de vista, estas herramientas están ayudando a que “no estemos viendo todavía lo que hay detrás de esta pandemia”.
De momento, los negocios y los consumidores están soportando solos o con ayuda las dificultades que está poniendo la pandemia sobre la mesa. No obstante, el dirigente de Kruk añade otro factor a tener en cuenta: la inflación. “Tiene un impacto en el consumidor final que ve cómo su renta disponible disminuye: si nos cuesta un 20% más llenar el depósito del coche o la electricidad, vamos a tener menos renta disponible para el resto de cosas”, razona Álvarez.
En ese sentido, hay que tener presente la retirada de los estímulos gubernamentales, además del “último actor invitado”, como dice Álvarez. Con esa receta, cree que el resultado será “un incremento gradual en la ratio de mora”, si bien estará directamente influido por las decisiones concretas que afecten a las moratorias, los ERTE y el vencimiento de los créditos ICO.
En concreto, Álvarez se refiere a la moratoria concursal, que finaliza con este 2021. “Va a marcar qué va a pasar con los concursos de acreedores. Si las empresas fallan va a haber un efecto dominó que primero veremos en las empresas y después en el consumidor final”, concluye. En ese sentido, cree que serán las pymes las que más afectadas se verán por este deterioro de las condiciones, sobre todo durante los dos próximos años, según los pronósticos que maneja Kruk.
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