La inflación registrada el pasado mes de noviembre llegó a su nivel más alto. Si en octubre la subida alcanzó el 5,4%, a punto de cerrar el año ascendió al 5,8%, alcanzado así unos valores que no se conocían desde mayo del 96. La energía una vez más se ha posicionado como el principal causante […]
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| 12 ene 2022
La inflación registrada el pasado mes de noviembre llegó a su nivel más alto. Si en octubre la subida alcanzó el 5,4%, a punto de cerrar el año ascendió al 5,8%, alcanzado así unos valores que no se conocían desde mayo del 96.
La energía una vez más se ha posicionado como el principal causante de esta descomunal subida, afectando directamente a los países desarrollados. Los datos confirman que entre noviembre del 2020 y del 2021, se llegó hasta el 27,7%, una cifra que no se alcanzaba desde junio del 80 con 3,4 puntos porcentuales más que en octubre.
Según la OCDE, no ha sido el precio de la energía el único causante de la subida de la inflación. La alimentación también ha generado controversia en cuanto a los bolsillos españoles se refiere. En tan solo doce meses, el precio de los alimentos se ha encarecido ocho décimas más que el anterior año. Aun teniendo en cuenta que en el 2020 se habían abaratado un 0,3%, el dato interanual se encareció hasta el 4,9%.
De este modo, España se posiciona como el quinto país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico con la mayor subida de los precios energéticos con un 35,9%, siendo superior a la media europea que se encuentra en el 25,9% e incluso de la Zona Euro que cuenta con un 27,5%. Tan solo Noruega (un 84,3%), Países Bajos (46,7%), Bélgica (46,4%) y Luxemburgo (40,7%) se encuentran por delante.
A excepción de Canadá que mantuvo su índice en el 4,7%, otros como EEUU (un 6,8%) o México (un 7,4%), al igual que España, experimentaron una considerable subida en sus precios, aunque lejos de asemejarse con Turquía que obtuvo una inflación del 21,3%, o en el lado opuesto Francia o Japón con un 2,8% y 0,6% respectivamente.
A pesar de ello, desde el BCE se pide paciencia. Philip Lane, jefe y economista del Banco Central Europeo, asegura que la situación actual se debe a la debilidad que sufrieron las presiones inflacionistas en el pasado año poniendo el ejemplo de Estados Unidos y Reino Unido. La diferencia con respecto a ambos países, según Lane, radica en su evaluación sobre la inflación: en el caso de que no se endurezcan las políticas monetarias, no se podrá hablar de una estabilización en la subida de precios y no como sucede en los países de la eurozona.
El experto en economía afirma que a partir del 2023 y en el 2024 (fecha en la que se estima que la crisis provocada por la pandemia habrá desaparecido), la inflación se estabilizará, reduciendo sus niveles por debajo del 2%.
Asimismo, era el propio BCE el que advertía sobre una continuada tendencia al alza en cuestión de inflación para este nuevo año, provocado, entre otros, por una posible rapidez en el aumento de los salarios, lo que podría seguir impulsando esa subida de precios.
La volatilidad de los precios de la alimentación y la energía continua estando en el punto de mira de los españoles que, ante los últimos datos conocidos de noviembre por la OCDE sobre el incremento de los precios, siguen temiendo que la inflación continúe su evolución.
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