Las últimas semanas están siendo prueba de que el orden se altera cuando los problemas crecen. “La paz social no está garantizada”, avisa Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras. El dirigente sindical avisa de que la inestabilidad económica y sus consecuencias, el descontento, puede acabar canalizándose con protestas, huelgas como la del transporte y, […]
NacionalDirigentes Digital
| 04 abr 2022
Las últimas semanas están siendo prueba de que el orden se altera cuando los problemas crecen. “La paz social no está garantizada”, avisa Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras. El dirigente sindical avisa de que la inestabilidad económica y sus consecuencias, el descontento, puede acabar canalizándose con protestas, huelgas como la del transporte y, en definitiva, con el nerviosismo y la desconfianza.
El presidente de CEOE, Antonio Garamendi, aprovechó una intervención en el foro “Wake Up Spain” para mostrarse de acuerdo en el análisis de los representantes de los trabajadores. Garamendi dice que el actual es “un momento complicado y delicado para todos”, e hizo hincapié en ese “todos” porque la vulnerabilidad se ha extendido a todo tipo de capas sociales y económicas.
Los costes se han incrementado para todos, y quienes más difícil lo tienen para afrontarlo son las pequeñas y medianas empresas, así como los autónomos, que “están asumiendo los costes pero no están pudiendo trasladar los efectos de la inflación a los clientes”, reflexiona Garamendi. Por otro lado, destaca las dificultades que vive la industria, que a los problemas de suministro que ya existían se une un incremento de precios generalizado.
Garamendi quiso destacar el sentido de estado que han demostrado las empresas y los sindicatos a pesar de las circunstancias. En los últimos dos años se han firmado quince acuerdos entre ambas partes. “Me gustaría esa unidad” en el ámbito político, dice el jefe de la patronal española. En estos momentos, trabajadores y empresas siguen trabajando para renovar el Acuerdo sobre Empleo y Negociación Colectiva, aunque paralizaron sus reuniones a la espera del anunciado Plan del Gobierno para combatir los efectos de la guerra.
“Hablaremos con discreción en la mesa”, defiende el presidente de CEOE, pero rechaza ligar la subida de los salarios a la inflación, que el último mes alcanzó el 9,8%.
Otra de las contrapartes empresariales, UGT, llama a tratar el asunto con cautela. El secretario general del sindicato, Pepe Álvarez, lamenta que “los salarios están estancados en niveles de 2008”. Una vez que se ha puesto en marcha la nueva reforma laboral, Álvarez cree que “es el año de recuperar los salarios”, aunque reconoce que la crisis provocada por la guerra no ayuda.
La visión de Álvarez es que hablar de salarios ahora puede no ayudar a alcanzar otros acuerdos en el diálogo que mantienen con los empresarios. “La inflación desbocada tiene que estar presente en la negociación”, sostiene el líder de UGT, pero se abre a dejar el asunto de los sueldos en suspenso: “Podemos dejar el ajuste para finales de año, eso puede ayudar en la negociación”, se abre.
Lo que sí pone sobre la mesa es que, cuando se alcance el acuerdo, debería extenderse durante al menos tres años para proporcionar certidumbre a las dos partes. Su socio, Unai Sordo, cree que la negociación con las empresas debe abarcar más ámbitos aparte de los propios salarios. Agrega a la ecuación un acuerdo en el ámbito energético y en materia fiscal.
Sordo coincide con Garamendi en que “no es factible plantear subidas de salarios del 10%”, pero tampoco cree que se tenga que transitar por “políticas de devaluación salarial”. De momento, el dirigente de CCOO descarta que haya una relación entre aumento de salarios e inflación, por eso no renuncia a que se puedan pactar incrementos salariales y revisiones para dichos salarios.
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