El número de ricos apenas aumentó en 2020. Así se desprende de las estadísticas relativas al Impuesto sobre el Patrimonio publicadas por la Agencia Tributaria. En el año del Covid-19, los más privilegiados apenas aumentaron en número (2020 cerró con 6.707 declarantes más que en 2019). A esto hay que sumar que el valor medio […]
Impuestos y normativasDirigentes Digital
| 08 sep 2022
El número de ricos apenas aumentó en 2020. Así se desprende de las estadísticas relativas al Impuesto sobre el Patrimonio publicadas por la Agencia Tributaria. En el año del Covid-19, los más privilegiados apenas aumentaron en número (2020 cerró con 6.707 declarantes más que en 2019). A esto hay que sumar que el valor medio de sus fortunas también ha permanecido estancado, creciendo por debajo del 2%.
El Impuesto sobre el Patrimonio se recuperó en España para todas las fortunas que declararon más de 700.000 euros en el ejercicio 2011. Tres años antes, el Gobierno había suprimido este tributo, pero el mismo Ejecutivo se vio obligado a recuperarlo por la crisis económica y sus efectos negativos sobre las cuentas públicas. Desde entonces, todas las Comunidades Autónomas lo cobran en su totalidad, salvo la Comunidad de Madrid, aunque las fortunas superiores a los dos millones de euros tienen obligación de declarar sus bienes en la región central. La base imponible de este tributo se calcula sumando todos los bienes y derechos y restando las deudas y obligaciones económicas contraídas que tenga el contribuyente a 31 de diciembre, que es la fecha del devengo.
Año a año, el porcentaje de “megarricos” que se libra de pagar este impuesto no ha hecho más que incrementar. Mientras que en el año 2011 casi la mitad de los mismos abonaba este tributo, en el ejercicio 2020 los que lo hacen representan tan solo el 33,4%. La consecuencia directa es que, mientras la fortuna de los potenciales contribuyentes se ha doblado, la recaudación solo ha aumentado un 45%. De hecho, la base liquidable aumentó en más de 7.500 millones de euros entre 2019 y 2020, pero pese a esto, las Comunidades Autónomas recolectaron 15.200 millones menos.
Así, de los más de 2.205 millones de euros que se podrían recaudar, las Comunidades Autónomas perdonaron la mitad (alrededor de mil millones de euros). Esto es lo que se deduce cuando se miran los datos generales, pero al desgranarlos por Comunidades Autónomas, vemos que solo una es responsable del 99% del total: la Comunidad de Madrid. Esto se debe a que el territorio presidido por Isabel Díaz-Ayuso acapara dos tercios de todos los españoles que declaran más de 30 millones de euros (474 de 724), atraídos por la bonificación del 100% que ofrece la región central sobre este tributo.
Del resto de regiones –excepto Navarra y País Vasco, que cuentan con régimen fiscal propio–, la que más recauda es Cataluña, con 546 millones de euros, seguida de la Comunidad Valenciana (156 millones), Andalucía (93 millones), Islas Baleares (68 millones) y Galicia (66 millones). Estas cinco Comunidades Autónomas recolectan el 72% del total, pese a albergar solamente el 53% de la población nacional.
El aumento de la cantidad de ricos en esta última década, así como el valor de su patrimonio medio contrasta con el resto de la población. Según la Encuesta Financiera de las Familias (EFF), elaborada por el Banco de España, a lo largo de los últimos 20 años el 10% más rico ha incrementado su patrimonio en un 80% y el valor medio de este ya se acerca al millón de euros. En cambio, la riqueza del siguiente grupo más pudiente no llegó a revalorizarse ni la mitad. Pero los que menos tienen han sido los más golpeados por la crisis: los casi cinco millones de españoles con menos recursos son 6.000 euros más pobres hoy que hace veinte años.