El aumento del número de autónomos afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) durante el mes de junio en 24.345 personas tras la finalización del estado de alarma, arrojó un halo de optimismo entre el colectivo, pero lleno de luces y sombras. Si bien esta cifra indica la vuelta a la actividad para muchos […]
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| 17 jul 2020
El aumento del número de autónomos afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) durante el mes de junio en 24.345 personas tras la finalización del estado de alarma, arrojó un halo de optimismo entre el colectivo, pero lleno de luces y sombras. Si bien esta cifra indica la vuelta a la actividad para muchos sectores, el comportamiento de los consumidores en la nueva normalidad difiere bastante de los niveles previos a la pandemia. Situación ante la que organizaciones como la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) advierten de que el pequeño comercio “se hunde”.
En concreto, estiman que alrededor de 153.000 negocios de proximidad no superarán esta crisis, lo que se traduce en que el 20% de los pequeños comerciantes desaparecerán antes de acabar el año, de cumplirse la estimación. “Hasta el momento, las previsiones de crecimiento han resultado ser un fracaso. La facturación del pequeño comercio sigue por debajo del 60% en comparación con el 2019”, remarcan desde UPTA.
Desde la organización lamentan que las promociones de la época estival no hayan logrado revitalizar las ventas del pequeño comercio, pues solamente han conseguido aumentar el volumen de negocio un 12% de media. Circunstancias que apuntan a que miles de negocios no podrán superar la crisis y tendrán que cerrar sus puertas cuando liquiden el stock.
Se trata de un segmento más debilitado con respecto a otros, cuyas características les posicionan en una desventaja aún mayor. Más de un tercio de los comerciantes en España supera los 53 años, a lo que hay que añadir la brecha digital, así como la escasa inversión en marketing digital y redes sociales que realizan, que se convierten en su principal talón de Aquiles.
Cabe destacar que durante el confinamiento, las nuevas tecnologías ha pasado a ser una gran aliada de las empresas, dejando al margen a aquellas que todavía no las habían implantado. A este respecto, la organización que encabeza Eduardo Abad, ya aconsejó el pasado mes de mayo a los autónomos subirse a la ola de la digitalización como la única forma de salir a flote, dadas las circunstancias.
En este contexto, Abad ha reclamado la necesidad de una estrategia para la digitalización del comercio minorista, “que necesita más que nunca reinventarse y adaptar tecnológicamente sus procesos de gestión interna y externa”. “No sirve de nada seguir promoviendo ayudas si antes no somos capaces de formar en esta materia a la mayor parte del colectivo”, ha precisado.
Por este motivo, Abad insta al ministerio de Industria a presentar un plan de choque para este segmento con el que poder enfrentar la “sangría” que se producirá a partir del mes de septiembre. “Necesitamos que se active un plan integral de trabajo que permita la supervivencia de miles de actividades económicas que están al borde de la desaparición, y esto no puede hacerse solo desde el Gobierno. Es necesario un gran pacto con las administraciones regionales, no se trata de soluciones milagrosas, lo que corresponde ahora es una alianza común, poner al servicio del pequeño comercio soluciones globales y efectivas”, ha incidido.