Cuatro han sido los bancos regionales americanos que, desde el pasado mes de marzo, se han ido a la quiebra. Todo empezó con Signature Bank, aunque esta crisis fue achacada a las criptomonedas, ya que era un banco con una alta exposición al sector. Después llegó SVB, Signature Bank y First Republic, el último en caer y que fue comprado por JPMorgan. Unas caídas que provocaron el miedo en el mercado y que, todavía, pueden generar algún nuevo colapso.
¿Qué ha provocado la caída de los bancos regionales?
El primer motivo apunta a la mala gestión de los CFOs ante una situación de política monetaria ultra expansiva. Con los tipos de interés al 0% y un exceso de liquidez en sus balances, estos bancos apostaron por comprar bonos con duración, algo arriesgado cuando suben los tipos de interés, como pasó en 2022.
“En un momento en el que los depositantes comienzan, por diversos motivos a necesitar liquidez, para cubrir esas salidas el banco tiene que vender parte de su cartera de bonos, produciéndose grandes pérdidas, ya que la subida de tipos de interés durante 2022 generó fuertes caídas en la valoración de estos”, comenta Antonio Castelo, analista de iBroker.
Ese fue el caso del SVB. Un banco que tuvo que vender a pérdidas sus bonos para poder cubrir las salidas de depósitos y que obligó a la Fed y al Tesoro a activar un programa de rescate que consistía en garantizar los depósitos superiores a 250.000 dólares y a comprar bonos a su precio nominal, que no real, a cambio del colateral.
“Sorprende que ni los gestores de esas entidades hayan sido más cautos con sus procesos de cobertura, ni los auditores de las mismas hayan dado un aviso al respecto, y más si cabe que los reguladores del mercado americano no estuvieran al tanto de ese tipo de cobertura”, agrega Castelo.
¿Tiene algo que ver la desregulación del 2018?
En el año 2018 el gobierno de Donald Trump llevó a cabo una desregulación para los bancos pequeños y medianos permitiendo que estos no tuvieran que cumplir con unos requisitos tan estrictos como los bancos grandes. Algo que les permitió hacer operaciones más arriesgadas.
Lo que hacía la nueva norma era suavizar algunas de las leyes anteriores para que un banco se considerara “sistémico”, elevando de 50.000 millones de dólares a 250.000 millones el umbral de activos gestionados, por el que un banco se consideraba de “riesgo sistémico” y, por lo tanto, más sometido que el resto al control de los reguladores.
“No creo que sea un problema de regulación, sino que ha habido gestores poco profesionales. Muchos CFOs era gente que no estaba demasiado bien preparada y se pensaban que los tipos iban a estar al 0% indefinidamente. Esto ha hecho que no tomaran en cuenta el riesgo de los tipos de interés, ni el riesgo de duración. No tuvieron en cuenta este escenario y se han caído con todo el equipo. Si hay que echarle la culpa a alguien es a quienes dirigían los bancos”, comenta Gustavo Martínez, analista de mercados y profesor universitario de finanzas en la UFM.
Un efecto contagio que ha arrastrado a los demás bancos
“Podemos resumir que hemos tenido un caso muy concreto de un banco (el Silicon Valley Bank) con un negocio muy específico, muy mal gestionado y cuyos gestores, además, actuaron tarde. Unos bancos regionales con un negocio que nada tiene que ver con el anterior, pero que se vieron contagiados y poco más… o mucho más, porque en las últimas horas se habla mucho de que los bancos estadounidenses (especialmente los medianos y pequeños) continúan perdiendo depósitos, a favor de otros productos como los fondos del mercado monetario, y que si este proceso no se detiene próximamente, su vulnerabilidad (la de los bancos) aumentará, lo que contribuirá aún más a deteriorar las condiciones de financiación de la economía, porque también es verdad que esta situación ha llevado a que los bancos sean más selectivos a la hora de conceder créditos”, señala Castelo.
¿Y ahora qué puede pasar con el sistema bancario?
Los motivos de la mala gestión del SVB que ha arrastrado a otros bancos regionales con balances débiles puede generar consecuencias en el sistema financiero. De hecho, ya las estaría generando con una constricción del crédito y una concentración del sector dando más poder a los bancos más grandes.
“Puede ser que veamos a algunos bancos más sufrir, pero la Fed tiene muy controlado el partido. Veo complicado que el riesgo se extienda a los bancos grandes. Lo que vamos a ver es una concentración bancaria, Credit Suisse ha sido comprada por UBS, First Republic ha sido comprada por JPMorgan…”, asegura Martínez.
Por su parte, para Antonio Castelo, la confirmación de la adquisición por parte de JPMorgan de buena parte del negocio de First Republic Bank, muestra que, una vez más, los depositantes han sido “rescatados”, y esto debería reportar una relativa confianza… “que no se ha recuperado”, sostiene. Además, “se teme que el sector vea moderada la capacidad de sostener sus beneficios, en un contexto en el que probablemente tendrán que continuar incrementando la remuneración para los ahorradores, y con la expectativa de que pueda moderarse el negocio, en un entorno económico más debilitado”, puntualiza.
Así las cosas, los expertos aseguran que los problemas de la banca americana han tenido que ver con la mala gestión y el contagio en los bancos con peores balances del mercado haciendo que los clientes efectuasen una retirada masiva de depósitos buscando o más rentabilidad en otros bancos o más tranquilidad en los bancos más grandes.
2023-05-10 06:00:01