La celebración de la COP26 en Glasgow da pie a que den su opinión todo tipo de protagonistas en ese cambio de la economía. Banco Santander es uno de ellos y celebra su International Banking Conference, en la que importantes voces analizan los retos y la manera de afrontarlos. La propia presidenta del banco, Ana […]
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| 02 nov 2021
La celebración de la COP26 en Glasgow da pie a que den su opinión todo tipo de protagonistas en ese cambio de la economía. Banco Santander es uno de ellos y celebra su International Banking Conference, en la que importantes voces analizan los retos y la manera de afrontarlos. La propia presidenta del banco, Ana Botín, señala que “el cambio climático es nuestro principal desafío para el futuro”.
Ese es el reto, la solución: “Una respuesta global”. “Hay una oportunidad singular en Glasgow”, avisa y cree que “a menos que hagamos algo ahora, el cambio puede ser irreversible”. Botín destaca el papel de las finanzas, que se movilizan para contribuir a que la economía se descarbonice. En el caso del Santander, su compromiso consiste en dejar de prestar servicios en 2030 a aquellos clientes cuyos ingresos procedan en más de un 10% del carbón.
No obstante, recalca que el esfuerzo no es suficiente. Reclama planificación a largo plazo, compromiso político e incentivos claros. En ese sentido, el compromiso político debe enfrentar una realidad: “Habrá gente que pierda su trabajo”, lamenta Botín. Por ello, se necesitará crear nuevos empleos para sustituir los que desaparezcan. En último término, la presidenta de Santander cree que la solución está en perseguir el llamado “crecimiento sostenible”, entendido como aquel que no deja de lado a las partes más vulnerables de la sociedad.
A la intervención de Botín siguieron las de José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander; Burkhard Balz, miembro del consejo ejecutivo del Bundesbank; Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España; y Fernando Restoy, presidente del Financial Stability Institute. La charla discurrió por senderos que van más allá del cambio climático, como por ejemplo la superación de la pandemia.
Álvarez explicó que la función de los bancos en ese escenario fue ayudar a “mantener la economía en marcha”, a lo que también contribuyeron el Banco Central Europeo y los Gobiernos con diferentes medidas. El consejero delegado de Banco Santander se mostró satisfecho de la prudencia con que han gestionado los bancos la situación, lo que les ha permitido tener el capital “suficiente para lidiar con la pandemia”.
Balz coincide en que “los bancos no han sido el problema en esta ocasión”. De hecho, afirma que “la pandemia no ha tenido impacto en la estabilidad operativa”. No obstante, el papel de los supervisores se amplía, dado que habrán de introducir estrategias para evitar inmiscuirse en los asuntos de los bancos, a la vez que les prestan apoyo.
En su intervención, el dirigente del Bundesbank respondió a la duda que plantea Álvarez sobre las divisas digitales. Álvarez cree que pueden plantear “problemas para la estabilidad financiera”, a lo que Balz responde que una respuesta puede ser “crear nuestra propia divisa”. No obstante, no existe una hoja de ruta que sirva como guía para hacerlo, lo que puede dificultar el camino.
Hernández de Cos añade que será difícil “definir las características de una criptodivisa central”. Por otro lado, el gobernador del Banco de España añade al debate que el cambio climático incluye riesgos para la estabilidad financiera, en tanto que pueden darse “situaciones climatológicas extremas”. La conclusión es que debe intentarse medir el riesgo para diseñar respuestas.
Por su parte, Restoy cree que el riesgo de que se introduzcan sistemas de pago digitales está en que estos sean de procedencia de fuera de la Unión Europea. En esa línea, señala problemas como la dependencia exterior, la competencia y la vulnerabilidad del sistema financiero. Para Restoy es necesario “debatir sobre el enfoque regulatorio adecuado” que tendrían los nuevos sistemas de pago, incluidas las divisas digitales.