Incertidumbre que, más de dos años después de que llegara el COVID-19 a nuestras vidas, no se ha solventado y ha creado nuevos problemas a raíz de una recuperación abrupta y ciertamente desequilibrada. Estos son algunos de los factores que debemos tener muy en cuenta en este 2022. CRECIMIENTO Uno de los grandes conflictos desatados […]
NacionalDirigentes Digital
| 14 feb 2022
Incertidumbre que, más de dos años después de que llegara el COVID-19 a nuestras vidas, no se ha solventado y ha creado nuevos problemas a raíz de una recuperación abrupta y ciertamente desequilibrada. Estos son algunos de los factores que debemos tener muy en cuenta en este 2022.
Uno de los grandes conflictos desatados en la recuperación es que la activación económica se ha producido de forma brusca y con gran fortaleza en todo el mundo desarrollado. Una circunstancia, por la crisis pandémica, que no se había producido nunca y que ha desatado la tormenta perfecta en cascada de muchos desequilibrios que estamos viviendo.
De esa forma uno de los grandes deseos de este 2022 ha de ser el equilibrio: un avance económico que no se vea constantemente lastrado por cuellos de botella o escasez de suministros que crean, en añadido, efectos secundarios a resolver en todos los países.
En el caso de España lo más significativo en este año recién iniciado es que, sobre el papel y en este punto de convivencia con la pandemia, nuestro crecimiento no será tan robusto como se esperaba. Entre las últimas actualizaciones nos encontramos con el 5.5% que prevé la OCDE frente al 6,1% que prevé UBS, la Unión de Bancos Suizos, que espera de España una de las mejores evoluciones globales, con mayor rapidez de expansión incluso que China.
Es para muchos el gran interrogante y el mayor desafío de las economías globales. Un factor además que se traslada de inmediato a la ciudadanía, que lleva muchos meses pagando los efectos del desequilibrio en el crecimiento que propicia el incremento de materias primas.
Las previsiones en España, tras cotas máximas del 5,5%, es que los precios se vayan moderando conforme transcurra el ejercicio. Nuestra economía, suele convivir con niveles elevados de precios de consumo, y lo seguirá haciendo en el año próximo también, aunque en menor medida. Desde BNP Paribas se estiman aumentos de la inflación del orden del 3,7% en este ejercicio. De forma que la mala noticia es que, a pesar de la moderación, es probable que sigamos perdiendo poder adquisitivo a lo largo del ejercicio.
Y es que, salvo en contados casos como el de Mercadona, que ha elevado este año los sueldos en un 5%, el resto de las empresas no lo equiparará. Sobre todo, porque en el caso de las pymes podría poner en peligro su propia supervivencia. 6 de cada 10 empresas sube los productos en este 2022 por la presión de los costes, según el Banco de España.
Los cuellos de botella que se han producido en la cadena de suministros global han propiciado múltiples efectos secundarios en la economía mundial. También en España donde nos hemos encontrado con la escasez puntual de algunos productos, y sobre todo su encarecimiento.
Más grave es sin duda el efecto en las empresas, de la ausencia de chips o semiconductores, el nuevo oro en los mercados. Cadenas de montaje de todo tipo han tenido que parar su producción, con lo que, por ejemplo, en el sector del automóvil, se han producido paradas en Seat, Renault o Stellanis, entre otros, con los consiguientes Ertes a los que se han sumado más de 30.000 personas.
Y ha habido otros impactos, como en las ventas de vehículos usados o la ausencia de aparatos tecnológicos en los establecimientos estas Navidades. En este 2022, se espera una normalización progresiva, pero lenta, de la cadena de suministros. Ya se está comprobando en la menos cuantía de los precios de los fletes y una caída de la congestión en los puertos.
Un mayor control de los precios de las materias primas es lo que se espera en este ejercicio. Relacionado con todo lo anterior, con la vuelta abrupta de la actividad, con especial incidencia en la industria, el mayor consumo- y a la vez- había creado un entorno de fuerte demanda y menor oferta, que ha encarecido sobremanera los precios de origen hasta su repercusión en los productos finales como ya hemos visto, en especial en la energía.
En España, y solo en el caso de la construcción, ese encarecimiento de las materias primas se contabiliza en nada menos que 9.500 millones de euros, con un aumento del 124% en sus materiales.
Se espera una caída generalizada de sus precios en este 2022. Desde Citigroup esperan que se produzca en el segundo trimestre del año, momento en el que predicen un aumento de los niveles de inventarios mundiales de recursos básicos, que frenará este encarecimiento.
Aquí se encuentra el origen de todo. Y los expertos sanitarios nos dicen que lo más importante para afrontar lo que nos ha de llegar es aprender a convivir con ello. De momento ya se han puesto en el mercado dos antivirales que empezarán a tratar a los pacientes y que podrían ser, tras las vacunas, el principio del fin de la crisis pandémica que nos azota desde los primeros casos detectados en noviembre de 2019 en China. Un virus que no desaparecerá, pero cuya incidencia mortal, podría controlarse.
Las vacunas no serán la panacea, aunque las dosis de refuerzo y la adaptación de las farmacéuticas a las variantes que se vayan presentando, junto con sus mutaciones, son el mejor antídoto, mientras se sigue investigando. Pero, sobre todo la prevención y el sentido común. Las mascarillas, la higiene de manos, evitar grandes concentraciones y potenciar los espacios abiertos son la mejor forma de enfrentarse a la COVID-19. Ese será el mejor fármaco y la mejor inyección económica para este 2022.
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