Uno de los lugares de encuentro más comunes para los españoles son los bares. Hay uno por cada 190 habitantes, que además dan trabajo a 1,6 millones de personas. La hostelería fue precisamente uno de los primeros sectores en paralizarse debido a la declaración del Estado de Alarma, lo que ha puesto en riesgo una […]
NacionalDirigentes Digital
| 06 abr 2020
Uno de los lugares de encuentro más comunes para los españoles son los bares. Hay uno por cada 190 habitantes, que además dan trabajo a 1,6 millones de personas. La hostelería fue precisamente uno de los primeros sectores en paralizarse debido a la declaración del Estado de Alarma, lo que ha puesto en riesgo una infinidad de pequeños negocios.
“La situación es absolutamente devastadora”, explica a DIRIGENTES Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España (CEHE). Reitera que existe una “máxima preocupación” no solo por cómo está afectando el cierre forzado al día a día de las empresas, sino por cómo se afrontará la reapertura, que espera que tendrá lugar de manera paulatina.
“Por supuesto, el primer día que abramos no va a ser como el último que cerramos”, avisa Gallego, “seguramente vamos a tardar muchísimo en poder recuperar el volumen de actividad”. Advierte de que la bajada de la demanda internacional será uno de los factores que provocarán que el día después requiera de una reconversión de la hostelería española.
El descenso de la demanda derivado de esta crisis, así como las nuevas necesidades de higiene, seguridad y prevención de riesgos crearán “un nuevo escenario”. Para el representante de este segmento de actividad, esto supondrá que “habrá negocios que no puedan volver a abrir o que su actividad no sea viable”.
En ese contexto, la restructuración sectorial tendrá que ver con un sobredimensionamiento de la estructura que, en último término, “tendrá una repercusió nimportante en términos de establecimientos y de empleo”, indica Gallego. Con respecto a la clientela, prevé que “van a ser distintos y se comportarán de manera distinta”. Asimismo, el impacto que tendrá esta situación “es difícil cuantificar”.
A eso se suma una característica añadida de los pequeños negocios del sector. “Somos un sector en el que se reinvierte todo”, reflexiona Gallego. “Es un sector muy competitivo que no permite acumular grandes reservas y que en el día día consume los propios recursos que va generando”, analiza. Así, concluye que “por estructura sectorial, no son negocios que generen grandes colchones que permitan afrontar situaciones dramáticas como esta”.
La salida de la crisis es una de las principales prioridades para CEHE, aunque también existen otras preocupaciones, que refieren sobre todo a cómo enfrentar los problemas más inmediatos. En particular, desde esta organización se apunta a cuatro áreas:
-Flexibilidad de los ERTEs. Gallego cree fundamental que estos mecanismos se agilicen porque resultan imprescindibles para “conseguir la mayor supervivencia posible de empresas”, y también para que se mantenga el empleo. “La letra pequeña ha traído muchas complicaciones”, critica, a la vez que afirma que las medidas tendrán que ir adaptándose al devenir de los acontecimientos y la reapertura de la actividad.
-Reducción de cargas. La paralización de la actividad supone que estos negocios no tienen ingresos. Por tanto, creen que deben paralizarse también los impuestos, desde la contribución por las terrazas hasta las tasas de basura, ya que estas empresas “tienen poco pulmón financiero”. Otro frente es el de los alquileres, para el que Gallego reclama una solución.
-Garantizar la financiación. “Es esencial”, dice Gallego, que la financiación que puso en marcha el Gobierno llegue a todo tipo de empresas, micropymes y también a los autónomos. CEHE reclama que estas líneas de crédito no sean costosas y gravosas para las empresas.
-Vuelta a la actividad. Este ámbito tiene que ver con la aplicación de los ERTEs. En particular, el sector “afrontará una reconversión muy fuerte”, vaticina Gallego. En ese aspecto, considera preocupante cómo se producirá la vuelta a la actividad y que esto suponga que, una vez acabe la situación de fuerza mayor, todos los trabajadores se reincorporen a sus puestos. Gallego considera que, si se da ese caso, “las empresas están muertas”.
A la vez, reclama que no se sobrecargue y limite la capacidad de consumo de las familias: “No puede haber impuestos que recaigan sobre el consumo o sobre las rentas de las familias”. Desde su punto de vista, la reactivación económica dependerá del poder adquisitivo de las familias.