Es de libro que las crisis económicas empobrecen al que menos tiene y hacen más rico al que más posee. Las diferencias de poder adquisitivo y tenencia de activos se amplían sustancialmente en épocas de problemas económicos. Y en este momento, esa máxima se sigue produciendo, incluso en mayor grado que en momentos históricos anteriores. […]
NacionalDirigentes Digital
| 30 jun 2022
Es de libro que las crisis económicas empobrecen al que menos tiene y hacen más rico al que más posee. Las diferencias de poder adquisitivo y tenencia de activos se amplían sustancialmente en épocas de problemas económicos. Y en este momento, esa máxima se sigue produciendo, incluso en mayor grado que en momentos históricos anteriores.
Es la conclusión a la que han llegado desde EsadeEcPol, el Centro de Estudios de Política Económica, en el que tres investigadores, Miguel Artola, Clara Martínez-Toledano y Alice Sodano han analizado punto por punto los patrones económicos y la fiscalidad en nuestro país, para indicarnos varias conclusiones cuanto menos, interesantes, y que nos deben hacer reflexionar sobre el momento económico que vivimos.
La primera conclusión a la que llegan es que la desigualdad en España, económicamente hablando, es cada vez mayor. Para ello, establecen que la participación del 1% que más gana en la riqueza nacional ha aumentado entre un 13 y un 17% en los últimos años. Y que ese porcentaje ha ido elevándose progresivamente frente al crecimiento anterior, cuando el 1% más rico acumulaba entre el 10 y el 11% del patrimonio del país.
De hecho, en los años del boom inmobiliario, previos a ese 2007, las desigualdades se redujeron. Pero al estallar la crisis financiera del año siguiente, factores como el mayor paro, la caída de los salarios y el incremento de las rentas financieras de los más pudientes, elevó la diferencia entre ricos y pobres. De ahí que entre 2007 y 2019 el crecimiento haya sido de 4 puntos más y se coloque hasta 7 puntos por encima de la media habitual.
Todo ello sin que, los más damnificados por estos factores, cuando estalló la burbuja inmobiliaria, hayan recuperado lo perdido antes de la crisis pandémica que sufrimos, y que se suma a la situación actual. Una distancia que se explica sobre todo por un factor: los mercados financieros marcan la diferencia porque la bolsa y el resto de los activos se recuperan en mayor forma y más rápidamente de lo que lo hace el empleo.
Fiscalidad y redistribución de la riqueza
Hay dos factores en los que también se fijan los investigadores de Esade para establecer esos cambios. Por un lado, se encuentra la fiscalidad, con un IRPF que ha ganado peso desde la crisis de 2008, mientras que el Impuesto de Sociedades lo ha perdido, ya que se ha desdibujado desde el boom inmobiliario.
En cuanto al sistema de impuestos y transferencias, consideran que sí hay parte de las diferencias que se subsanan mediante esta vía junto con el consumo público en sanidad y educación, de forma que permiten reducir parte de las desigualdades de los ingresos. Sin embargo, destacan que los patrones de desigualdad, esa distancia, no se subsanan a través de la acción redistributiva del Estado, debido sobre todo a la caída desde la crisis financiera de la progresividad fiscal.
Entre las fórmulas que ponen sobre la mesa los investigadores para poder solventar las diferencias, se encuentra la mejora de las políticas educativas que puedan cerrar las brechas existentes en este ámbito, en un país con un elevado desempleo y una gran temporalidad. Una vía para mejorar los ingresos de rentas medias y bajas que generen mayor empleabilidad y, sobre todo, trabajos de mayor valor añadido por medio de las nuevas tecnologías en sectores en los que nuestro país presenta una ventaja comparativa.
Mientras, critica la excesiva exposición a la vivienda en nuestro país en un cambio al que debe sumarse, señalan, el aumento del carácter redistributivo del sistema.