Los efectos del aumento de la inflación siguen mostrándose en el tejido empresarial nacional. Según el estudio Impacto de la Inflación de Costes en los Sectores de la Economía Española, del Observatorio Sectorial DBK de INFORMA, filial de Cesce, el aumento de los precios está afectando de manera intensa a once sectores de la economía […]
NacionalDirigentes Digital
| 27 may 2022
Los efectos del aumento de la inflación siguen mostrándose en el tejido empresarial nacional. Según el estudio Impacto de la Inflación de Costes en los Sectores de la Economía Española, del Observatorio Sectorial DBK de INFORMA, filial de Cesce, el aumento de los precios está afectando de manera intensa a once sectores de la economía española.
"La tensión en los precios energéticos y de las materias primas, que ya se notaba en 2021 y que se ha intensificado desde febrero de 2022 por la guerra en Ucrania, está penalizando, a pesar del incremento de los precios, los resultados de las empresas en numerosos sectores de actividad".
Desde enero de este año, los aumentos de los precios se han notado más en productos como el trigo y la cebada –aumentan un 85% y un 70%, respectivamente– y el barril de Brent –un 64% más caro que en enero–. Pero ha sido la escalada vertiginosa del precio del gas y de la energía eléctrica –se encarecen un 431% y un 340%, respectivamente– lo que ha afectado con más dureza a la mayoría de sectores de la economía.
La escasez de suministros por el conflicto en Ucrania dificulta la producción de piensos compuestos, esenciales para la ganadería –actividad que también debe afrontar un mayor coste para acondicionar las granjas por el alza de los precios de la energía–. El mismo escenario se repite en las industrias especializadas en la fabricación de productos alimenticios con base de cereales, especialmente la harina, la panadería, la bollería y pastelería, las pastas alimenticias, la malta y la cerveza.
El aumento del coste de la energía golpea también a las industrias de la madera y el papel, la química básica y la metalúrgica, además de a la fabricación de materiales plásticos y a la minería. Es decir, a los sectores con procesos de producción intensivos en energía. Por otro lado, el encarecimiento de la producción de fertilizantes afecta directamente al sector agrícola e, indirectamente, a la industria alimentaria.
El estudio, que ha analizado 600 empresas agrupadas en 42 sectores, también resalta el impacto sufrido por los sectores del transporte y de la construcción, sobre todo por el incremento de la factura energética. Este último también se ve lastrado por el aumento de costes en la fabricación de productos minerales no metálicos –en concreto, de cemento, vidrio, azulejos y baldosas, cal y yeso, productos cerámicos y aparatos sanitarios, todos proveedores de esta industria–. Además, en ambos sectores también sufren la escasez de mano de obra cualificada.
Rusia y Ucrania cuentan con una intensa actividad siderúrgica y la invasión, unido a las sanciones que la sucedieron, ha provocado que la industria del automóvil y la fabricación de maquinaria padezcan también la precariedad de suministros.
Otros sectores impactados son: textil/confección y cuero, impresión y artes gráficas, industria química de consumo y otros productos, producción de productos metálicos, electrónica y material eléctrico, fabricación de muebles, actividades de edición y gestión de residuos, hostelería, actividades hospitalarias y asistenciales, gimnasios, peluquerías, tintorerías, parques de atracciones y escuelas de conducción.
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