La cuesta de septiembre se presenta especialmente complicada este 2022. Aún a la espera de que el Instituto Nacional de Estadística confirme el IPC del octavo mes del año, y a pesar de la caída hasta el 10,4% de la inflación interanual, la inestabilidad de los precios de algunos de aquellos productos de primera necesidad […]
NacionalDirigentes Digital
| 01 sep 2022
La cuesta de septiembre se presenta especialmente complicada este 2022. Aún a la espera de que el Instituto Nacional de Estadística confirme el IPC del octavo mes del año, y a pesar de la caída hasta el 10,4% de la inflación interanual, la inestabilidad de los precios de algunos de aquellos productos de primera necesidad se estaría disparando a niveles no vistos desde 1994 de confirmarse los datos.
Se entiende la inflación subyacente como el indicador que no tiene en cuenta la variabilidad de los precios de aquellos productos de alimentación sin manipular ni elaborar, la electricidad o los carburantes. Importes que en agosto de este año habrían ascendido hasta el 6,4%, según el INE.
Las valoraciones del Gobierno han sido positivas como así mostraba Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, asegurando que se camina por el buen sendero. Aunque la estimación del IPC en agosto se sitúe cuatro décimas por debajo frente a los 10,8 puntos porcentuales recogidos en julio de este año, las declaraciones de la ministra no están teniendo en cuenta el alza de productos como las verduras y verduras ni los productos energéticos.
La bajada de precios de los carburantes ha sido el detonante para la caída de la inflación en agosto. No obstante, productos tan necesarios como la electricidad o los alimentos básicos han continuado la tónica alcista, además del importe de otros servicios tan recurrentes en los meses de verano como son la restauración o el turismo. Factores que han influido en la tasa anual de la inflación subyacente, aumentando tres décimas hasta el 6,4%, como confirma el organismo nacional.
Estos datos confirman que las pymes continúan siendo una de las grandes perjudicadas en este momento de inestabilidad económica. La espiral inflacionista en la que se encuentra inmersa la Eurozona, incrementada por el estallido de la guerra en Ucrania, aún pesa demasiado sobre los pequeños y medianos empresarios que aseguran estar haciendo un sobreesfuerzo, en ocasiones, imposible de asumir.
El bucle que supone para los negocios de menor tamaño la variabilidad de estos productos que la inflación subyacente contempla es palpable, especialmente, de cara al consumidor. Las estimaciones que el Ejecutivo augura para finales de año no son pésimas –un 6,5% de inflación según el Presidente Pedro Sánchez-, no obstante, se trata de un problema que el empresario debe tener en cuenta y ante lo que establecer en un plan estratégico, como mínimo, a medio plazo.
El incremento de precios en productos tan necesarios para la mayoría de las empresas de menor tamaño, no es la única dificultad a la que se tiene que enfrentar el dirigente. La subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo el pasado mes de julio, suponiendo un aumento del 0 al 0,25%, añade a las empresas de menor tamaño otro obstáculo para continuar con la estabilidad de su actividad.
La tregua dada por la inflación en este agosto continúa lejos de ser un respiro para la población. Los últimos datos recogidos sobre la inflación subyacente muestran la cara más temida por los empresarios y consumidores. De seguir en aumento el precio del índice energético y los alimentos no elaborados, la situación continuaría siendo preocupante.
El último informe presentado por la compañía Focus Economics señala que “el gasto reprimido, un mercado laboral más ajustado y la recuperación del sector turístico” reducirá el crecimiento de este año en España, aunque se mantendrá situado por encima de los niveles en meses de pandemia.
Los altos niveles inflacionistas y el incremento de los tipos de interés presentados por el BCE no son los únicos factores que afectan a la recuperación de la economía española. Las nuevas leyes a favor del ahorro energético, una escasa posición fiscal y la paulatina llegada de los fondos europeos, se suman a los impedimentos con los que se encuentran los pequeños y medianos empresarios para salir a flote de esta crisis, como señala la empresa de estadística.
Seguir disminuyendo la inflación general a la par que aumentando la subyacente, no implicaría una completa recuperación. Tal y como indica uno de los últimos análisis realizados por el grupo Bankinter, de no tomar un rumbo completamente diferente la invasión rusa en Ucrania y teniendo en cuenta los nuevos brotes de Covid que siguen acechando China, las cadenas de suministros podrían verse altamente afectadas y, por ende, la economía española.
