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Una visión más tecnológica del mercado inmobiliario ante el COVID-19

A medida que los temores de una recesión suenan como un redoble de tambor a la vuelta de la esquina, las miradas se centran en dos sectores clave del tejido productivo español: el turismo y el inmobiliario. En el primer caso, por ser la locomotora del PIB en el momento actual y, en el segundo, […]

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Dirigentes Digital

24 mar 2020

A medida que los temores de una recesión suenan como un redoble de tambor a la vuelta de la esquina, las miradas se centran en dos sectores clave del tejido productivo español: el turismo y el inmobiliario. En el primer caso, por ser la locomotora del PIB en el momento actual y, en el segundo, porque fue la mecha que encendió la crisis económica de 2008. 

A pesar de haber pasado doce años desde entonces, España no puede evitar mirarse continuamente en ese espejo, cuya sombra parece haberse incrementado en las últimas semanas al compás del avance del coronavirus en España. El estado de alarma ha frenado en seco todas aquellas actividades que no sean de carácter imprescindible, con excepciones. En esta distinción entran las obras en proceso de construcción, ya que el Real Decreto 463/2020 no establece ninguna limitación al trabajo en las obras. Tampoco al transporte de los productos necesarios para desarrollar el funcionamiento laboral del mismo.

Se trata de un sector que presenta dos caras de la moneda bien diferentes. Mientras la edificación prosigue su actividad, el resto del sector la ha parado en seco. Formalizar una escritura ante notario solamente es posible para situaciones de extrema urgencia, tal y como asegura el Consejo General de Notariado. 

Debe tenerse en cuenta que 2019 marcó un punto de inflexión en la compraventa de viviendas con un descenso del 3,3%, tras varios ejercicios consecutivos de subidas y la luz verde de una ley hipotecaria, que ha inclinado la balanza a favor de los consumidores. Esta tónica también continuó en enero (los últimos datos disponibles) con una caída del 2,6%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En este escenario y con unas perspectivas previas de desaceleración, el sector inmobiliario ha llegado al estado de alarma con la lengua medio afuera. A mediados de marzo, el director de Estudios de pisos.com, Ferran Font, aseguraba que esta tendencia bajista podría “agravarse” a causa del COVID-19. 

Casi dos semanas después del inicio del confinamiento en los hogares, Font se muestra algo más optimista y ve el panorama como algo “pasajero”. “Cuanto más dure la situación de alarma, más se debilitará la demanda, a la par que aumentará el deseo de venta de la oferta, por lo que la adaptación de los precios a un nuevo contexto será de mayor calado”, sostiene. Al mismo tiempo remarca que: “la mayor o menor necesidad del mercado de acelerar las ventas dependerá de la duración de la parálisis”. 

La necesidad de conocer la evolución de la oferta unido a la obligatoriedad de permanecer en casa ha fomentado “una escalada en la actividad online de la demanda inmobiliaria a partir del uso de los portales”. Aunque hasta la fecha, esta firma no ha registrado cambios reseñables, ni en el contenido ni en los precios, sí se esperan variaciones tanto en el tráfico como en el consumo de productos online.

Precisamente es ahora cuando las tecnologías se abren paso en el mercado inmobiliario y el empleo de las herramientas digitales disponibles hasta la fecha pueden marcar un punto de inflexión en un sector que fue pionero en su aplicación. En este sentido, la PropTech Inviertis comenta a DIRIGENTES que esta circunstancia puede suponer “una buena oportunidad para modificar hábitos” como tomar decisiones de compra de manera totalmente online y con inquilinos dentro del inmueble. Algo que esta compañía ya hace desde su fundación en 2019.

Por su parte, el CEO de Housell, Guillermo Llibre, asegura a DIRIGENTES que si bien las estadísticas arrojan un aumento en el número de visitas de los portales inmobiliarios, se van a dar periodos de reflexión de venta y compra "más dilatados" en el tiempo". Respecto al precio, considera que solamente se van a producir reducciones en inmuebles con necesidad de vender y que el nivel de actividad normal se podrá alcanzar el septiembre.

"Los procesos de compraventa siguen activos en muchos casos gracias a la tecnología, que permite, entre otras cosas, hacer visitas de manera telemática a través de videollamadas, que los propietarios y vendedores se comuniquen a través de herramientas de chat en vivo existentes y que los propietarios continúen teniendo visibilidad del estado del proceso de venta de sus viviendas gracias a sistemas de análisis que reportan a través de aplicaciones", añade Llibre. Todo un ensayo para los cambios que se avistan en el horizonte. 

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